Més celebra este lunes por la tarde una decisiva asamblea que arranca con la formación partida por la mitad, entre quienes quieren iniciar ya el proceso de renovación, que debe empezar por los cargos públicos, y quienes creen que la ejecutiva se ha extralimitado en sus funciones al excluir a Fina Santiago, Miquel Ensenyat y Vicenç Vidal de la propuesta de cargos institucionales. La dirección volvió a reunirse este domingo de forma urgente y el encuentro continuaba pasadas las 11.00 de la noche, pero las posturas siguen enfrentadas y no se descarta que haya reuniones para llegar a la asamblea con una propuesta de consenso.
La asamblea marcará el futuro de Més de forma irrevocable: tendrá que resolver qué dirigentes de la formación forman parte de las principales instituciones de las Islas y, sobre todo, si la actual ejecutiva debe seguir al frente de la formación hasta el congreso, previsto para marzo, o si se adelanta la renovación de la cúpula, como piden muchos dirigentes críticos. También muchos militantes creen que la dirección debe dimitir de forma inmediata.
La asamblea se prevé dura y complicada porque hay otro sector que entiende que se ha llegado tarde y se ha negociado un mal acuerdo con el PSIB. Creen que es preciso reforzar el perfil del partido con el nombramiento de consellers que marquen carácter frente al PSIB. También consideran un error que se diera por hecha la elección de Santiago, Ensenyat y Vicenç.
El malestar entre las bases es notorio ya que la mayor parte de la militancia, que confiaba en los nombramientos de los tres cargos, se enteró por la prensa de la drástica decisión de la ejecutiva. El malestar es general ya que las bases no entienden los métodos utilizados por la ejecutiva para apartar a quienes hasta entonces eran los candidatos seguros para ocupar cargos en el Govern y en el Senado.
Qué puede pasar
Todo está abierto en estos momentos y ya ni siquiera se descarta que el resultado de la votación sea contrario a la tesis de la dirección, lo que provocaría una crisis de consecuencias imprevisibles. El malestar se extiende a las dos patas de Més, el PSM e Iniciativa-Verds, por diversas razones.
Los primeros están especialmente molestos por la maniobra contra Vicenç Vidal, de quien destacan su gestión durante todos estos años, y no se entiende el descabezamiento de Ensenyat, que en la reunión de Llubí se mostró partidario de que ni Vidal ni Santiago repitan como consellers.
Para Iniciativa, el veto a uno de sus cargos destacados, Fina Santiago, se ha considerado como una declaración de guerra.