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Alertan de que la pérdida de hábitat en la costa de Mallorca afecta a sus abejas, avispas y flora

La asociación apunta que las redes de polinización son clave para el buen funcionamiento de un ecosistema. | Redacción Local

| Palma |

Un estudio publicado en la revista Ecosistemas, de la Asociación Española de Ecología Terrestre, ha desvelado que la pérdida de hábitat en la costa del levante mallorquín ha aumentado la fragilidad del ecosistema que forman las abejas y las avispas junto a la flora de la zona.

Según ha informado la Asociación en un comunicado, este hecho ya ha supuesto una reducción en la cantidad y diversidad de las abejas y avispas en las zonas estudiadas dada la pérdida de varias especies de plantas.

De este modo, las redes de polinización son clave para el buen funcionamiento de un ecosistema y la pérdida y degradación del hábitat está afectando directamente a su funcionamiento, y como consecuencia a la flora y fauna de diversas zonas a nivel mundial.
El estudio científico, llevado a cabo por dos científicos del Institut Mediterrani d'Estudis Avançats (CSIC-UIB), Rafael Beltrán Mas y Anna Traveset Vilagines, se centra en la estructura y dinámica de las redes de polinización de las abejas y avispas en dos zonas costeras concretas de Mallorca, la Cala Mesquida y la finca Son Bosc.

Como se desprende de la investigación, las dos zonas estudiadas mostraron una baja «conectancia de red», lo que significa que los enlaces existentes dentro de las redes de polinización son pocos y, por tanto, muy especializados, lo que hace a la comunidad menos estable y resistente a los cambios.

De este modo, se observó que las redes de estas dos zonas poseen una «especialización relativamente alta» debido a que la mayoría de sus especies solo polinizan con una o pocas especies de plantas, un hecho que se ha agudizado con la pérdida de hábitat.

FINCA SON BOSC

Según los resultados de este estudio, la finca Son Bosc, afectada por una pérdida del 52 por ciento de su cobertura vegetal, es una zona de alta fragilidad ante posibles perturbaciones dada la alta disminución en la riqueza de especies tanto de abejas y avispas como de plantas.

«Esto repercute directamente en la fortaleza de la comunidad y hace que sea más susceptible a futuras perturbaciones que la zona no alterada», aseguran los investigadores.
El hecho está, en que si una especie se perdiera en una de las localidades por la reducción de hábitat, «habría pocas posibilidades de recuperarla pues es poco probable que se encuentre en hábitats cercanos de características similares».

En la actualidad y tal y como informan los autores «si no se tomasen medidas tempranamente, es posible que incluso algunas de esas especies lleguen a desaparecer dado el posible alto impacto de los pesticidas y herbicidas usados en las zonas de cultivos colindantes».

Para Rafel Beltrán y Anna Traveset «habría que realizar más seguimientos cada cierto tiempo prestando especial atención al estado de las poblaciones generalistas y a las endémicas» anteriormente mencionadas.

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