El regidor de Urbanisme, José Hila, renunció a tener escolta cuando dejó de ser alcalde por el desalojo del poblado de Son Banya y por el caso de corrupción que afecta al empresario Bartolomé Cursach, entre otros casos. La Policía Local de Palma consideraba oportuno que el socialista siguiese llevando escolta para garantizar su seguridad. Sin embargo, Hila la rechazó porque no lo considera necesario, ya que no ha notado ningún indicio. «No me siento amenazado y la Policía Local tiene mucho trabajo. No he sentido la necesidad de tener que llevar escolta, no he notado nada extraño», explicó. En su opinión, esos agentes se pueden destinar a otras tareas, más necesarias para garantizar la seguridad de la ciudad, ya que la plantilla de la policía es limitada.
Sin embargo, los agentes no bajan la guardia y este miércoles fue la última vez que le recordaron que debe estar vigilante y si nota algo extraño no debe dudar en comunicárselo inmediatamente a las fuerzas de seguridad, según señaló el propio Hila. Preguntado por si teme que su familia pueda verse afectada, el socialista respondió que intenta no darle muchas vueltas porque hasta la fecha no ha notado nada. No obstante, reconoció que «siempre existe un poco de preocupación».
El único regidor del Consistorio palmesano que lleva escolta por sistema es el alcalde; Antoni Noguera tiene dos de forma permanente. De hecho, Hila ya tuvo guardaespaldas cuando fue primera vara durante los dos primeros años de la legislatura. En este punto, precisó que no le molestaba ir acompañado por escoltas porque «hacen muy buen trabajo y a todo te acostumbras». Sin embargo, reiteró que, de momento, no lo considera necesario.
La regidora de Seguretat Ciutadana, Angélica Pastor, también va acompañada por un agente de seguridad y hacen tareas de contravigilancia; consisten en controlar que nadie hace seguimiento de su vivienda ni de su vehículo.
Noguera también tuvo contravigilancia durante unos meses cuando fue regidor de Urbanisme por una carta amenazante que recibió.