Cafés Llofriu se fundó en 1866 por la familia Llofriu. Inicialmente fue una tienda de comestibles con una tostadora manual de café y estaba ubicada en la calle Sant Nicolau. «En esa época el propietario también cogía la bicicleta y se iba por los bares a repartir», comenta el actual gerente de Cafés Llofriu, Salvador Florit. Tiempo después el negocio pasó a manos de Jaume Dolç Colom, de Andratx. En 1955, ya como sociedad anónima, se instala en la calle Josep Tous i Ferrer, a unos metros del actual emplazamiento al que se traslada en 1970, y se especializa en la comercialización de café y chocolate. En 2001 el negocio es adquirido por Café Rico-Grupo Fontanet, con Salvador Florit como gerente.
Para el negocio entrar a formar parte de una gran empresa como Cafés Rico «le supuso abaratar costes y una calidad de tostado excelente, porque cuando se compró, la maquinaria era obsoleta y se la dotó de otra de última tecnología», explica Florit. Pero se mantuvieron las fórmulas originales de Cafés Llofriu. El gerente asegura que «el mundo del café es infinito y cada tostador tiene sus fórmulas, pero nuestros clientes son especiales, son entendidos». También tienen mucho cliente extranjero «e incluso exportamos a Alemania algún café orgánico».
La clave del éxito de este comercio emblemático, a su entender, «es mantener la tradición, con una maquinaria moderna». Cafés Llofriu ofrece al comprador su café de la casa, que es una mezcla de cinco países con diferentes porcentajes, y luego especialidades de 31 países, «de las mejores plantas y cosechas, que luego tostamos nosotros».
El gerente reconoce que la irrupción en el mercado de las cápsulas de café «nos dio un palo muy grande y los años posteriores también fueron difíciles, pero ahora ha comenzado a repuntar otra vez la clásica cafetera italiana o con filtros». Asegura que «este año, sobre todo, estamos notando un aumento de las ventas. Cafés Llofriu no entro en la guerra de las cápsulas, explica, «porque el mercado lo dominan las multinacionales».
Florit sabe que «siempre va a haber gente que quiera un buen café natural y recién tostado». La cápsula, asegura, «es como la Coca-Cola, te engancha al tener algún aditivo, porque no es normal que se prepare un café y 3 o 4 días después aún tenga la crema; en el caso del café natural sale una crema estupenda pero al cabo de una hora ya no está porque no hay aditivos que la mantengan».
El comercio también vende cacao desde su origen y «otro de nuestros fuertes es la venta de tés, otro producto que va en auge», asevera. El café es el 80% del negocio, los tés suponen un 15% y el resto es el cacao y otros complementos que venden como accesorios, licores etc.
El comercio tiene siete empleados y pensando en el futuro, el gerente reconoce que la tienda está un poco obsoleta, «pero como tenemos un alquiler antiguo y no podemos tocar mucho lo más probable es que el comercio se traslade a un local más amplio, dentro de la misma zona».