La Associació de Veïns Barri Cívic de Santa Catalina exige a Cort que elimine las terrazas previstas en el borrador de la ordenanza de ocupación de la vía pública (un 42 % teniendo en cuenta las micro ocupaciones) y que rechace la propuesta que han presentado los restauradores. Desde la citada entidad considera que la propuesta del Consistorio no se puede rebajar, al contrario, cree tendría que ser más estricta. «La propuesta de Cort es tan básica que no se puede reducir, estaríamos de acuerdo con que fuese más restrictiva», señalan. Además, insisten en la necesidad de que la futura ordenanza se cumpla, cosa que aseguran que no ocurre con la actual porque «no hay controles policiales». En este punto, denuncian que algunos locales incumplen la hora de cierre, lo que impide dormir a los vecinos; aseguran que algunos se han marchado a vivir a otras zonas.
La presidenta de Barri Cívic, Marilen Mayol, critica que el eje cívico de Santa Catalina se hizo sin una normativa para regularlo. «En un barrio residencial se permitió poner una terraza detrás de otra», reprocha. Además de los problemas de ruido, explica que los vecinos no tienen espacio para pasar por las aceras, especialmente los mayores y las personas que van en silla de ruedas o llevan cochecitos de bebés. Mayol sostiene que es fundamental reservar 2,5 metros de espacio para los peatones «porque son los que permiten que dos personas se crucen y puedan acceder a los comercios».
Los vecinos también critican que en la zona haya una oferta de restauración «abrumadora» y señalan que no tienen librerías, talleres, etc. Además, advierten que si continúa esta tendencia el barrio se convertirá en algo parecido a Magaluf. En este sentido, lamentan que los jóvenes del barrio están expuestos a un modelo de ocio basado en el consumo de alcohol y «vinculado a la borrachera»; critican que no tienen espacios para ellos. La Federació d'Associacions de Veïns también exige a Cort que no rebaje su propuesta y señala que ya han realizado bastantes concesiones.