273 personas optan para conseguir una plaza de residente en Baleares. 126 para Enfermería, 86 para Medicina, 36 psicólogos, 11 biólogos, 9 farmacéuticos, 3 químicos y 3 personas licendiadas en Radiofísica. Todas ellas se examinan este sábado en el edificio Jovellanos de la Universitat de les Illes Balears.
Más de 33.000 titulados universitarios del área de Ciencias de la Salud optan a una de las 8.042 plazas de formación sanitaria especializada convocadas por el Ministerio de Sanidad para siete titulaciones y de las que 6.513 son para médicos internos residentes.
Para la prueba MIR hay 14.448 aspirantes admitidos para un total de 6.513 plazas; en la de enfermeros interno residente (EIR) hay 11.735 aspirantes admitidos para 1.051 plazas; en el de farmacéutico (FIR) hay 1.290 aspirantes para 245 plazas; en el de psicólogos (PIR) hay 4.207 aspirantes para 35 plazas; en el de biólogos (BIR) hay 772 aspirantes para 42 plazas; en el de químicos (QIR) hay 337 aspirantes para 23 plazas, y en el de radiofísicos (RFIR) 224 aspirantes para 33 plazas.
Los titulados de Medicina son los profesionales con más probabilidades de tener éxito en las pruebas selectivas de formación sanitaria especializada que se celebran este sábado por toda España, ya que uno de cada dos conseguirá una plaza de médico interno residente (MIR). En el lado opuesto, sólo uno de cada 120 aspirantes conseguirá plaza en las pruebas de Psicología, el llamado PIR.
El MIR, un cuarentón con buena salud
Fue hace cuarenta años cuando el doctor Vicente Rojo, hijo de un conocido general republicano, promovió el sistema de formación para médicos internos residentes, más conocido como MIR, un método que aunque se puede perfeccionar es «extraordinario» y «uno de los mejores del mundo».
Lo aseguran varios médicos, como el vocal de Médicos Jubilados de la Organización Médica Colegial (OMC), el doctor Enric Gutiérrez, que bromea con que antes de la década de los 70 los médicos especialistas «se formaban como podían» en las escuelas profesionales de los hospitales universitarios o junto a un cirujano o internista durante un tiempo, que luego tenían que acreditar.
«Te matriculabas, pagabas y depende de la escuela, profesor o de la cantidad de alumnos que hubiese podías aprender más o menos pero no era un sistema de vigilancia y aprendizaje progresivos como el MIR», recuerda Gutiérrez, quien fue vicepresidente de la OMC.
El germen del MIR lo puso a finales de la década de los 60 un grupo de hospitales como el General de Asturias, el Clínico de Barcelona, el Puerta de Hierro o la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, entre otros, que, «por su cuenta y riesgo», implantaron cada uno de ellos la formación de especialistas.
Cada uno de esos hospitales sacaba una convocatoria de plazas. «Tú te presentabas y cada hospital hacía sus pruebas de selección que podían ser teóricas, prácticas», afirma Gutiérrez. En 1977, explica, se recuperó, por primera vez desde la II República, el Ministerio de Sanidad y, en 1978, el antiguo Instituto Nacional de Previsión se dividió y se creó el Instituto Nacional de Salud (Insalud), que fue «el encargado de la sanidad en España».
En ese momento «hay un personaje, el doctor Rojo, hijo del general Rojo, conocido militar republicano, que empieza y pone en marcha el sistema MIR, similar al de Estados Unidos, en los hospitales del Insalud, que eran muy importantes y mayoritarios pero no eran todos los que existían en el país», explica el vocal de Médicos Jubilados de la OMC.
La presidenta del Colegio de Médicos de La Rioja, Inmaculada Martínez, se examinó del MIR en 1981, año en el que se presentaron al examen unas 20.000 personas para las 4.000 plazas que se ofertaban. Ya entonces la estadística de las mujeres que se presentaban era alta y es que, tal y como subraya, «la mujer siempre ha tenido mucha vocación por la ciencia».
No obstante, las especialidades no estaban tan repartidas como ahora y las mujeres solían tener preferencia por algunas como radiología o analítica. En esos años, los otros hospitales que a finales de los 60 habían comenzado con sus propios sistemas continuaban con ellos, hasta que en 1985, con Ernest Lluch de ministro de Sanidad, se unificó toda la formación MIR en España con «un examen único e igual para todos los aspirantes a las plazas».
Y ¿cómo ha cambiado en todos estos años el sistema? Pues a juicio de Gutiérrez, cada día es mejor. «Pienso que es uno de los mejores sistemas del mundo de formación de médicos especialistas, «que se puede mejorar, como en todo, pero que con él se ha dado un salto cualitativo fundamental en estos años», insiste.
«Mira si lo hemos hecho bien que ahora el ministro de Educación quiere implantar un MIR educativo porque son los únicos estudios que obligan a todos que terminan la licenciatura después de seis años a hacer una formación de cuatro o más años, reglada, seguida y evaluada», opina Gutiérrez, que cree que lo que ha cambiado, entre otras cosas, en estos años son las condiciones de trabajo del médico residente.
De la misma opinión es Martínez, que califica el sistema MIR de «extraordinario»: «Somos una fábrica que abastecemos también a otros mercados porque el médico español está muy bien considerado». «El sistema MIR globalmente funciona muy bien», abunda el doctor, que sí señala que lo que cambiaría en concreto del examen sería que tuviese más parte práctica y de habilidades de comunicación.
Por su parte, Martínez aboga por un examen en el que se tengan que desarrollar los temas porque en la actualidad todos son test; de hecho, apunta, no enfocaría la carrera de medicina tanto al test como, en su opinión, se hace en la actualidad.