No es un secreto para nadie que, en privado, a muchos miembros -y dirigentes- del PSIB les ha caído como un tiro en el pie la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Catalunya por parte de Rajoy. El PSIB-PSOE compite directamente con Més en Balears y siempre ha cuidado y mejorado su barniz de sensibilidad nacionalista, lo cual le ha permitido obtener muchos votos de esta tendencia en la Part Forana e incluso en Palma. Votos imprescindibles para mantener su hegemonía dentro de la izquierda isleña. Además, hay cuestiones de fondo que hieren a los socialistas baleares sobre lo que se está lanzando desde altavoces madrileños contra el sistema educativo catalán, acusándolo de 'adoctrinador'. En el PSIB saben muy bien que el levantamiento de los docentes isleños contra Bauzá y su trilingüismo en 2013 fue clave para su victoria política menos de dos años después. La impresionante manifestación de septiembre de aquel año marcó un antes y un después en la historia del autogobierno balear.
Es en este contexto que Francina se irá a Rubí a dar un mitin junto a Iceta dentro de un par de semanas. Este año Francina va al acto en Rubí y no en Terrassa,como era la costumbre, porque en aquella ciudad el alcalde socialista ha dimitido por disconformidad en la aplicación del 155. Dicen que Armengol ya tiene preparado su discurso: «La prioridad de los socialistas es la sanidad, la educación, las prestaciones sociales, la integración, el garantizar un mejor nivel de vida a la población...». De esta manera, quedará bien con Iceta, avalará su estrategia y no se pillará los dedos.
Porque la dinámica balear es otra. Aquí controlan -cada vez más- el PSIB los hijos de la corriente 'socialisme i autonomía', que impulsó Joan March hace más de un cuarto de siglo. Este logro ha sido frutos de duras batallas internas y de elecciones primarias en ocasiones casi fratricidas. La raíz del socialismo balear proviene de numerosas localidades donde veteranos militantes supieron mantener la dignidad en los negros tiempos de la dictadura, soportando humillaciones sociales y sutiles marginaciones. Siempre con la cara alta, con dignidad inquebrantable. Este sentimiento es más antiguo y más hondo que la moda de aluvión de la marca PSOE que llegó con Felipe, Alfonso y luego Zapatero. Por eso el PSIB ha resistido bien cuando el zapaterismo cayó en barrena. Por eso la marca PSOE puede recibir un nuevo golpe en Balears con la aplicación del 155 en Cataluunya entre segmentos de la clase media isleña, ilustrados y críticos, comenzando por el mundo docente, donde el PSIB siempre ha tenido apoyos.
Por eso la misión de Francina es ahora doble y, en parte, contradictoria. Por un lado debe echar un cable a sus compañeros catalanes junto a un Iceta que ya no está ni para bailongos, ni para merengues, ni para plegarias reclamando al altísimo que 'nos libre de Rajoy'. Esta vez la cosa es muy seria. Tanto que Iceta se ha echado en brazos de democristianos conservadores como Duràn i Lleida. Pero por otra parte la presidenta balear no puede permitir que Més le coma parte de la tostada en el Archiélago dentro de año y medio si su partido pierde el grueso barniz de sensibilidad nacionalista a ojos de parte de su electorado si se recrea en la suerte de ir a hacerle de costalera a Iceta.
La suerte que tiene Francina es que Més anda algo confundido entre sus laberintos internos. Todo indica que su cabeza de lista, Biel Barceló, se va a su casa al acabar la legislatura o, como mínimo, pasa a tercera fila. Més busca líder en un momento clave, cuando el asunto catalán y el 155 con bendición del PSOE le podría reportar nuevos apoyos. Pero de momento están a verlas venir...'xano-xano'. Y podría darse la posibilidad de que el nuevo cabeza de lista econacionalista provenga de Iniciativa-Verds y no del PSM, con lo cual Més adquiriría una imagen más social (mirando al electorado del peleadísimo Podemos) pero enfriando a los sectores nacionalistas heridos por el 155.
De darse esta circunstancia, a Francina le podría tocar le la 'grossa de Nadal', ya que estaría en condiciones de mantener a todo su electorado de sensibilidad nacionalista, que en otras circunstancias miraría hacia Més si esta formación exhibiese proa, pecho, decisión y, sobre todo, un líder convincente. De momento, Armengol ya empieza a preparar el discurso equilibrista de Rubí y actuar con pies de plomo para que no se le desdibuje su estrategia balear. Pero mientras Més navegue entre tinieblas, el futuro seguirá sonriendo a la política inquera. No hay peligro de 'sorpasso' dentro de la izquierda isleña, con o sin 155. De momento, ninguna posibilidad de que Armengol tenga que ceder la presidencia a un socio de Govern dentro de 18 meses.