Dos técnicos del centro de recuperación de fauna marina han soltado en el Parque Natural de sa Dragonera dos tortugas rescatadas en 2016 tras recuperarse en el Consorcio para la Recuperación de la Fauna de Baleares (Cofib).
Según ha informado el Consell de Mallorca en una nota de prensa, la liberación ha sido posible gracias al programa de seguimiento y recuperación de tortugas marinas de la Conselleria de Medio Ambiente del Govern Balear, que desarrolla el Cofib, con colaboración del Palma Aquarium y del Hospital Veterinario Aragón.
Una de las tortugas liberadas hoy, bautizada como 'Cris', fue rescatada el 11 de septiembre de 2016 en Ibiza con problemas de flotación. La otra tortuga, 'Aidam', fue encontrada por un pescador en la Colònia de Sant Pere el 19 de noviembre de 2016 y se encontraba pegada a una red y cubierta de plásticos.
En el acto han participado los alumnos de tercero y cuarto de primaria del colegio La Purísima de Palma, que han tomado «conciencia de la importancia de preservar el mar para evitar que animales como las tortugas sufran las consecuencias».
El Parque Natural de sa Dragonera (co-gestionado por el Consell de Mallorca y el Govern) participa desde hace años en la liberación de los ejemplares procedentes del centro de recuperación de Mallorca.
Además, siempre que se puede, la liberación se realiza con grupos de jóvenes y escolares, con el fin de aprovechar la sensibilización medioambiental sobre esta especie marina y la conservación del medio en general.
Según ha indicado el Consell, las tortugas son uno de los grupos de fauna marina que los últimos decenios ha sido más afectado por las actividades humanas. En el mar balear los hechos más negativos para la especie son, por una parte la captura accidental en determinadas artes de pesca, con las que se calcula que más de 20.000 tortugas son capturadas cada año en España.
Por otra parte, la contaminación del mar por plásticos y otros restos inorgánicos también perjudica a la especie, ya que las tortugas ingieren por equivocación muchos de los desechos humanos que acaban en el mar lanzados directamente o arrastradas por los ríos y torrentes.
Además, el Consell ha advertido de que la disminución de las tortugas marinas «rompe de diversas formas el equilibrio ecológico del mar» elevando la población de medusas ya que la tortuga es depredadora de las mismas.