Sin haber terminado de digerir el impacto de la dimisión de José María Rodríguez, en el PP ya se vislumbra una nueva batalla para decidir cómo se resuelve la sucesión. En lo único que hay coincidencia entre las partes enfrentadas es en que Margalida Duran, la portavoz del PP en Cort, debe ser quien tutele la transición hasta el congreso.
El PP de Palma ya ha advertido a Miquel Vidal que si Madrid nombra una gestora será la mecha que encienda el polvorín. La dirección del partido en la capital está controlada férreamente por el sector rodriguista, que teme una maniobra de los regionalistas para desmontar la estructura con un golpe de mando.
La cúpula del PP de Palma cree que la sucesión debe hacerse exactamente igual a como se hizo la de José Ramón Bauzá. Se cambió al presidente, pero se mantuvo intacta toda la estructura.
Los dirigentes del PP de Palma quieren que ahora suceda lo mismo: que Margalida Duran asuma el mando, nombre a dos personas de su confianza y el resto siga igual. Y eso es precisamente lo que no quieren los críticos con Rodríguez. Madrid también ha tomado partido y apuesta claramente por nombrar una gestora para acabar con cualquier conato de ‘rodriguismo' que, en un futuro más o menos inmediato, termine dando problemas.