El Govern Armengol quiere revolucionar el transporte público por carretera (TIB) en Mallorca durante esta legislatura. Busca que el mayor número posible de ciudadanos opten por el autobús público antes que por el coche privado para desplazarse por toda la isla. Para ello está preparando un Pla de Viatgers que espera sea una realidad en 2018, cuando tengan que renovarse las concesiones a las nueve empresas privadas que desarrollan 19 servicios.
«Esta revolución del transporte público no tiene porqué suponer un incremento de gastos a los que deba sumarse el Govern. Si conseguimos que muchos más ciudadanos viajen en autobús, habrá más dinero y más recursos», señala Jaume Mateu, director general de Transports y Mobilitat del Govern.
Los ejes en los que se desarrolla el plan se centran en la articulación de una red de transporte, ya que «lo que tenemos en la actualidad son líneas», la mayor conexión de las poblaciones, «especialmente con Palma»; el incremento de las frecuencias «para que le sea mucho más fácil a los ciudadanos optar por el transporte público»; conseguir que los horarios se cumplan y que haya mayor rapidez en cubrir los trayectos «para prestigiar el servicio»; el establecimiento de bonos con tarifas rebajadas para los segmentos sociales más necesitados de esta medida, «para remarcar el carácter social del plan»: una mayor coordinación del transporte por carretera con el servicio del ferrocarril y, sobre todo, «lograr que el servicio público sea una auténtica oferta que convenza a muchos ciudadanos que le es mucho más rentable, rápido y eficaz el autobús que su propio coche, con las molestias que genera, por ejemplo, conseguir aparcar una vez que se llega al lugar de destino», explica el director general.