El Ajuntament de Palma envía a controladores medioambientales para que rebusquen en las bolsas de basuras que se encuentran en la vía, fuera de los contenedores, para que encuentren recibos, facturas, o cualquier otro tipo de documentos entre los residuos con información susceptible de quién podría ser el dueño de los residuos y, de esta manera, proceder a la apertura del correspondiente expediente sancionador.
Así lo denuncia un vecino de la barriada de La Soledad de Palma, quien recientemente ha recibido una carta por correo ordinario donde podía leerse que «en nuestros controles rutinarios sobre el estado y la situación de los residuos que se depositan en la vía pública hemos detectado las siguientes anomalías en las que según nuestras averiguaciones aparecen residuos de su propiedad y que incumplen las Ordenanzas Municipales». Dichas anomalías se refieren a «depositar residuos fuera de los contenedores habiendo capacidad en los mismos». Junto con este comunicado se adjunta copia del acta de sanción «que será tramitada al área delegada correspondiente del Ajuntament de Palma el cual y en base a las pruebas aportadas podrá abrir expediente sancionador en su contra, si así lo considera conveniente».
En el acta de sanción remitida al supuesto infractor se da por hecho que es culpable, vulnerando cualquier presunción de inocencia y afirmando que disponen de fotografías y documentos al depositar en el contenedor.
El ciudadano en cuestión, una vez recibida la misiva municipal, se puso en contacto con el departamento de EMAYA correspondiente, que reconoció que no disponían de ninguna fotografía donde pueda verse a una persona física cometiendo la infracción. Sin embargo, sí que disponen de una foto de una bolsa de basura ubicada fuera del contenedor y en la que aseguran que en su interior había una factura rota de una compañía de teléfono. El jefe de inspectores afirmó, de manera telefónica, que han abierto un expediente basándose únicamente en los datos que pudieron recabar de dicha factura.
La personas sancionadas apuntó que puede demostrar que a la hora que dice el controlador medioambiental de Cort que sucedieron los hechos estaba trabajando en una oficina con más de medio centenar de personas y que está grabado por varias cámaras del recinto. Por este motivo, reclamó que le enseñaran las pruebas gráficas, aunque le reconocieron que lo único que tenían era una factura telefónica a su nombre que habían hallado mientras rebuscaban en las bolsas de la basura.
El Servei d'Inspecció Mediambiental de Cort (EMAYA) también señaló que sus inspectores actúan de esta manera para evitar identificarse y sancionar directamente.