El Ajuntament de Palma ha anunciado que las obras de demolición del estadio Lluís Sitjar están «avanzando al ritmo previsto, dentro de los plazos y el presupuesto establecidos», y ya están completadas al 80 por ciento.
De momento, ya se han retirado todas las gradas, a excepción de aproximadamente la mitad de la grada oeste, con un total de 5.000 metros cúbicos de escombros generados.
El Ajuntament espera que las obras de derribo finalicen en el plazo previsto, una vez retirados totalmente los escombros y depositados en el hueco preparado en el solar, que servirán para hacer frente al desnivel generado entre la Plaza Barcelona y el terreno de juego.
Una vez vacío y limpio, el solar quedará totalmente inaccesible mediante un cierre perimetral.
La decisión y la ejecución de esta medida por parte del Consistorio elimina «un peligro evidente para la seguridad» ubicado en el centro de la ciudad.
En atención a la historia del Lluís Sitjar ya las demandas de los aficionados, Cort ha decidido dejar la puerta original de entrada al estadio, con el escudo del RCD Mallorca, y un recuerdo topográfico de la ubicación de los córners.
El derribo del estadio se produce en respuesta a las reclamaciones de los vecinos de Es Fortí, en particular, y de los palmesanos en general, y con total unanimidad política.
El Ajuntament considera que el estadio, debido a su estado de abandono, suponía un peligro para la seguridad y la salubridad, además de una grave degradación urbana.
Según Cort, se han utilizado todas las posibilidades administrativas y jurídicas para agilizar el proceso, a través de la Comisión no Permanente.
Permuta de titularidad
Por un lado, la intención es ganar un espacio para la ciudad, que está previsto que pueda incorporarse a la Cuña Verde, al tiempo que se da solución a los problemas del RCD Mallorca para tener una ubicación definitiva.
Ahora mismo se estudia la posibilidad de una permuta de titularidad de los propietarios del Lluís Sitjar por Son Moix; si bien todavía se debe llegar a un entendimiento sobre las valoraciones, todas las partes han mostrado su buena disposición.
El cualquier caso, y una vez puestas las bases, cualquier tipo de acuerdo deberá llevarse a cabo durante la siguiente legislatura.
Expediente de disciplina urbanística
La pasada legislatura, el Ajuntament inició un expediente de disciplina urbanística que declaraba la ruina económica del estadio, ya abandonado, y apostaba por su derribo.
El RCD Mallorca se opuso y no cumplió la orden de demolición, presentando de hecho una apelación en la que pedían la suspensión cautelar del derribo.
El Ajuntament tuvo que esperar el plazo de respuesta del Tribunal Superior de Justicia de Balears.
A raíz de varios incidentes y pernoctaciones en el interior del edificio, Cort efectuó tres decretos de medidas cautelares, como un cierre perimetral del edificio, y dispuso visitas periódicas de inspección.
A pesar de ello, se produjeron dos incendios y varias actuaciones de Servicios Sociales, Policía Local y Nacional, lo cual motivó la presentación, por parte de Cort, de un informe técnico que ponía de manifiesto la degradación del estadio, la advertencia de peligro, el estado de ruina técnica y la «ineficacia de las medidas cautelares para impedir el acceso».
A consecuencia de todos estos incidentes y problemas, el Ajuntament aprobó el expediente de ejecución subsidiaria del derribo, por un importe de 1'2 millones de euros, e inició el proceso de notificación a los 427 propietarios.
Según ha informado el Ajuntament, de todos ellos, únicamente el RCD Mallorca no se mostró partidario del derribo ya que «el resto de involucrados entendieron que cualquier futuro del estadio pasaba por su demolición».
Una vez finalizada la notificación a los propietarios de los 666 títulos, el pasado 17 de diciembre se iniciaron los trabajos con una duración prevista de cuatro meses.