Antonio Salvá, padre de uno de los dos últimos guardias civiles asesinados por ETA, ha deseado hoy en la localidad mallorquina de Palmanova que la banda terrorista deje de matar, aunque cree que continuará haciéndolo «tal y como se desarrollan los acontecimientos».
Salvá ha dicho que «ojalá» su hijo, Diego Salvá, y su compañero, Carlos Sáenz de Tejada, sean las últimas víctimas de ETA en España, aunque ha manifestado sus dudas.
Ambos agentes murieron a causa de la explosión de la bomba lapa que los terroristas colocaron en su vehículo a las puertas del cuartel de la Guardia Civil de Palmanova. Se trata del último atentado de ETA en España.
Con motivo del sencillo homenaje que han rendido hoy él y su mujer a ambos agentes en el lugar del atentado, Antonio Salvá ha advertido de que ETA no son solo «los pistoleros», sino que es todo su entorno y una parte de la sociedad vasca que fomenta el «odio».
En este sentido, también ha criticado la educación que en este sentido se imparte en algunas ikastolas y los homenajes a los «asesinos» cuando salen de la cárcel.
Los padres de Diego Salvá han depositado dos ramos de flores en el lugar del atentado, acompañados por varios hijos, y esta tarde la iglesia de la Santa Creu de Palma acogerá la celebración de una misa por ambos guardias civiles a la que asistirán las autoridades.