Anoche se celebró en sa Casa Llarga (anexo de Can Gazà) una cena de apoyo y homenaje al huelguista de hambre por una «educación de calidad digna y en catalán», el profesor Jaume Sastre. Al encuentro asistieron cien personas, que se apuntaron a través de la convocatoria que un grupo de amigos de aquel hicieron en las redes sociales. «Tuvimos que parar -señala Jaume Santandreu- un par de días antes de la fecha que habíamos puesto como tope para las inscripciones debido a que estas habían llegado al centenar y no teníamos cabida para más gente».
La cena consistió en un bufé frío y variado, a base de tumbet , tonyina fresca, sobrasada de la casa, camaiot , ensaladas, etc, así como platos especiales para vegetarianos y veganos. Por la cena, cada asistente abonó 10 euros.
Agradecimiento
No fue una cena de carácter político. Fue una cena para agradecer a Sastre el esfuerzo hecho a costa de su salud por conseguir algo que, dentro de lo que cabe, es lógico pues en ningún momento el profesor habló ni de lucha, ni de laicismo. Lo único que pretendió fue llegar a un diálogo con quienes llevan las bridas de la educación en nuestra Comunitat a través de un gesto desde sa Casa Llarga, al que Jaume Santandreu propondrá que se llame en adelante Can Gandhi, sinónimo de lugar de reivindicaciones pacíficas, donde la violencia, tanto verbal como física, quedan completamente excluidas.
Jaume, dijo Santandreu, con su huelga de hambre «lo único que hizo fue reivindicar». ¿Que Sastre se hubiera dado con un canto en los dientes que a medianoche de cualquier día de huelga hubiera llegado un motorista del Govern con una nota del president proponiéndole un diálogo para más adelante? Pues claro que le hubiera gustado. Igual que le hubiera encantado la vista del expresidente Cañellas, con quien pasó muchas horas para escribir su biografía.