«Mi padre fue detenido y quemado vivo en Manacor». Lo explicó ayer Isabel Antich. Es uno de los testimonios que ayer oyeron dos abogados que están recogiendo en Mallorca episodios sobre lo ocurrido en los inicios de la Guerra Civil (1936-1939) y que la Justicia española no ha querido investigar.
No fue el único. Otros cuatro descendientes de asesinados y desaparecidos en aquella época aportaron sus testimonios para la crónica general de la infamia que la jueza argentina María Romilda Servini esta escribiendo en la única causa abierta en todo el mundo por los crímenes del franquismo.
Lanzado al mar
Servini ha viajado a España, concretamente a Madrid, para recoger las denuncias que no se han podido investigar en España. Varias proceden de Balears. Pero los denunciantes son personas mayores de movilidad reducida y no pueden desplazarse. Ayer declararon ante ante la abogada Ana Messuti y el abogado Máximo Castex, que forman parte de su comitiva. Y oyeron a Antoni Blanch explicar que su padre, posiblemente, «fue asesinado y lanzado al mar con una piedra». O que al padre de María Cunill le asesinaron e incautaron los bienes. O que al de Francisca Mas, alcalde de Montuïri en la época, le sacaron de casa y le asesinaron en Palma.