La procesión de la Virgen Dolorosa salió anoche a la calle (el año pasado la lluvia lo impidió) con todo el fervor popular que merece uno de los desfiles de más tradición de Palma y los 104 años de la anfitriona, la Real Cofradía de la Virgen Dolorosa, la segunda más antigua de Palma después de la Cofradía de la Cruz de Calatrava.
Participaron más de 1.000 penitentes, de la mayoría de las 33 cofradías existentes, que comenzaron a salir de la iglesia de Sant Nicolau a partir de las 20.45 horas, una vez celebrada la misa de despedida de la Virgen y la bendición de los nuevos cofrades.
La cofradía titular, la última en salir, fue la más numerosa, con unos 150 cofrades y entre 70 y 80 monaguillos. Antes de partir, los cofrades de la Virgen Dolorosa se encerraron en Sant Nicolau -como manda la tradición- para orar y a continuación se volvieron a a abrir las puertas del templo para procesionar a la Virgen hasta La Sang, donde fue recibida con una salve de bienvenida. Allí permanecerá hasta mañana jueves, en que acompañará al Crist en su Davallament y en la procesión del Jueves Santo. La Virgen Dolorosa saldrá de La Sang el vienes para ser devuelta a sus propietarios, la familia Ferrer.