Los portavoces de PSIB y de Més en el Parlament denunciaron ayer que la presidenta de la Cámara, Margalida Durán, está a las órdenes directas del Govern y no actúa con la neutralidad a la que le obliga su cargo. La diputada de Més Fina Santiago llegó a asegurar que Durán recibe mensajes a través del Whatsapp en los que tanto el vicepresident del Govern, Antonio Gómez, como la portavoz del PP en el Parlament, Mabel Cabrer, le dan indicaciones sobre cómo debe dirigir los debates.
Menos de 24 horas después de la tensa sesión plenaria vivida a raíz del debate de la ley de símbolos, la portavoz del PSIB en el Parlament, Francina Armengol, afirmó que la presidenta no actúa con objetividad ya que está «involucrada» en la defensa de los intereses del PP. No obstante, afirmó que su partido no había presentado una queja formal ante la Junta de Portavoces «porque no vale discutir con quien no quiere dialogar».
Inseguridad
Más contundente se mostró la portavoz de Més, Fina Santiago, una de las protagonistas de la polémica con el lazo cuatribarrado. Denunció la «inseguridad» de la presidenta del Parlament y afirmó que no es consciente del papel arbitral que conlleva su cargo. Insistió en que dirige el debate en función de las órdenes que le envía el Govern por el móvil y aseguró que solo así se entiende que ordenara retirar el lazo cuando unos meses antes su antecesor, Pere Rotger, lo había permitido.
La portavoz de los populares en el Parlament, Mabel Cabrer, negó que Durán actúe a las órdenes del Govern y aseguró que lo único que intentó fue acabar con el «circo» que montó la oposición. Afirmó que la presidenta tiene facultades para actuar en caso de que se atente contra el «decoro» y la «dignidad» de la institución y acusó a la oposición de instigar y promover la insumisión a la legalidad vigente. «Están fomentando la insumisión a las normas», afirmó Cabrer.
Reunión
Los portavoces parlamentarios anunciaron que la presidenta les ha convocado a una reunión el martes de la semana que viene para tratar de rebajar la tensión que se vive en el Parlament. La reunión no es oficial, pero la oposición ya ha dicho que reclamará a la presidenta que corrija su actitud.