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Caso Nóos

Torres aporta más correos ante el juez para desprestigiar a Urdangarin

Diego Torres e Iñaki Urdangarin, en uno de los foros de Nóos celebrados en Palma. | Efe

| Palma de Mallorca |

Diego Torres, exsocio de Iñaki Urdangarin en el Instituto Nóos, remitió al juez José Castro nuevos correos electrónicos supuestamente comprometedores para el esposo de la infanta Cristina.
Los documentos reproducen una propuesta de Mario Sorribas, exdirector de Comunicación de Nóos, a Urdangarin de esconder su participación en la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social (FDCIS), y el intercambio de correos entre Francisco Larrey, exempleado de Nóos, y Corinna Sayn-Wittgenstein, la noble alemana, amiga del rey Juan Carlos, en la que ésta expresa su satisfacción por la «fantástica» organización de un foro celebrado en Valencia.


‘Alma mater'
Sorribas, según el correo incorporado al sumario del ‘caso Nóos', le informa a Urdangarin que su intención es «no dejar evidencia que tú eres el ‘alma mater' del asunto», para que «nadie pueda decir que esta es la ‘fundación Iñaki'». Además, le comunica que realizará «una especie de truco en la computadora», para «integrar noticias relativas a tu vinculación con la Fundación de forma retroactiva». Ese ‘truco' consistía colgar en la web de la Fundación una noticia fechada en marzo (el correo fue remitido en noviembre) «diciendo que tú ya estás ahí».
Por otra parte, Eugenio Calabuig, responsable de la empresa Inversiones Financieras Aguas de Valencia (AGVAL, declaró en calidad de testigo en el ‘caso Nóos', que Urdangarin le propuso numerosos negocios entre los que citó un trasvase entre el Mar Rojo y el Mar Muerto, además de proyectos en países del este, árabes, en Jordania y en el puerto de Lisboa. «Respondíó que no tenía capacidad para hacer algo así, y a partir de ese momento vio que la realción con Urdangarin y (José María) Treviño no tenía sentido porque los proyectos que traían no tenían sentido», según explicó Calabuig.
Preguntado por si no le extrañó que las tres facturas de 375.000 euros que su empresa abonó por los proyectos de búsqueda de inversores se pagaran en una cuenta suiza, afirmó que «ni siquiera era consciente de que fuera Suiza».

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