La presidenta del Consell de Mallorca, Maria Salom, ha criticado la «hipocresía política y la demagogia barata» del PSIB y ha recordado que durante la legislatura del Pacte, se autorizó a que determinado combustible sólido viniese de Sabadell a la fábrica de Cemex, ubicada en la localidad mallorquina de Lloseta.
En declaraciones a los periodistas, Salom ha dicho que es «ridículo» que ahora sea algo «malo» cuando el PP trae el mismo producto y se va a efectuar el mismo tratamiento que hicieron los socialistas.
Salom ha recalcado que el PP practicará esta medida, porque si no, tendrían que exigirle a las familias de Mallorca un aumento en la tasa de tratamiento de residuos, que oscilaría entre 70 y 100 euros más cada año, algo que, a su juicio, no debía hacerse en la actual coyuntura de crisis.
Así, ha criticado el hecho de que este miércoles el PSIB pusiera en conocimiento del Seprona y de la Dirección General de Calidad Ambiental el hecho de que vayan a venir residuos a Mallorca, porque esto no lo hicieron cuando gobernó el PSIB y el PSM y también se quemaba combustible en Lloseta.
Salom también ha dicho que desconoce cuándo llegará el primer barco de residuos a la isla, porque depende de la negociación que lleva a cabo la concesionaria, que determinará el día exacto.
Por otro lado, ha detallado que los primeros residuos llegarán de Cataluña, pero ha afirmado que hay conversaciones para determinar de qué otros posibles lugares pueden llegar, si bien ha aclarado que es algo que depende también de la concesionaria y no de la institución insular.
Finalmente, preguntada por las posibles acciones legales que el PSIB advirtió que podría llevar a cabo, Salom ha aseverado que si estaban tan seguros, no sabe por qué no lo han hecho todavía. Al mismo tiempo, ha considerado que la estrategia del PSIB no es «muy buena para el futuro de este partido, teniendo en cuenta los resultados electorales que han tenido en otros lugares de España».
POSIBLES CONSECUENCIAS EN LA SALUD Y EL MEDIO AMBIENTE
Por su parte, la consellera socialista Mercedes Garrido ha criticado que el Consell esté dando estos pasos sin tener ningún apoyo jurídico legal y ha advertido de las posibles consecuencias en la salud y en el medio ambiente que puede tener el tratamiento de residuos en Mallorca.
Además, ha alertado de que el PP podría intentar incinerar 750.000 toneladas al año en Mallorca y que se desconoce «cómo el ecosistema balear puede aguantar esto». Garrido ha criticado que no hayan dado ningún tipo de información sobre el número de toneladas que quieren quemar y ha exigido que realicen el trámite de manera pública y transparente.
En relación a los residuos que se aprobaron incinerar en Lloseta, Garrido ha explicado que el Pacte dio a Cemex una autorización para incinerar este tipo de residuos y quince más.
No obstante, según ha precisado, el punto de inflexión se encuentra en el número de toneladas que se quieren quemar, al tiempo que ha señalado que Cemex no llegó a quemar este tipo de residuos, porque les salía caro y emplearon otro tipo de residuos para hacer el combustible.
Por otra parte, ha incidido en que la previsión del pacte nunca fue «tener cuatro incineradoras a pleno rendimiento» y ha agregado que, a pesar de que su partido no pretende alarmar a la gente, desea que el tema se investigue para que se apruebe con las garantías que toca y no se haga de manera «chapucera».
Mientras, la consellera insular del PSM-IV-ExM Magdalena Palau ha dicho que una incineradora quema 200.000 toneladas de residuos al año, lo que supone un tercio de lo que hace la incineradora de Mallorca y ha explicado que estas 200.000 toneladas emiten a la atmósfera 6.000 toneladas de material tóxico.
Por ello, ha considerado «grave» que en un territorio como Mallorca se vayan a multiplicar todas estas cifras por tres. Por último, ha recordado que en el Pleno de este jueves del Consell Insular se va a debatir una moción, referida a un informe sobre la presencia de dioxina en un pozo cercano a la incineradora de Son Reus y el hecho de que la única persona encargada de manejar las máquinas que hacen las analíticas haya sido despedida.