Esta año no se respetó ni la interpretación de La Balanguera. Los grupos radicales de ideología españolista, convocados por el Círculo Balear, y catalanista se erigieron, con su constante enfrentamiento dialéctico, anoche en los protagonistas de la ofrenda floral ante la estatua del rey en Jaume de la plaza de España.
Apenas un centenar de personas de uno y otro signo cruzaron continuos insultos y provocaciones, mientras un amplio despliegue de agentes de la Policía Nacional y la Policía Local se ocupaba de mantenerlos separados, una guerra de banderas y consignas a la que la mayoría de los ciudadanos permanecían ajenos aunque, en comparación con anteriores ediciones la asistencia fue notablemente inferior. En los prolegómenos se interpretó el poema sinfónico La joia en el si la mar de Bartomeu Ignasi Oliver y Vidal, que declamó Gaspar Servera acompañado por la Banda Municipal.
Veinticuatro entidades ciudadanas y seis instituciones depositaron sus ramos de flores a los pies de la estatua del Rei en Jaume, mientras los radicales se encargaban de jalear o pitar en función de su afinidad ideológica. El acto, que concluyó con la corona depositada por la corporación municipal encabezada por el alcalde, Mateo Isern, también contó con la participación de la presidenta del Parlament, Margarita Durán y algunos portavoces, entre ellos el econacionalista Biel Barceló. El titular de Salut, Martí Sansaloni, ostentó la representación del Govern. También estuvo presente la rectora de la UIB, Monserrat Cases. Delegación del Gobierno envió una corona, pero no acudió Teresa Palmer, al igual que el Consell de Mallorca, que delegó en Catalina Cirer y Mauricio Rovira su representación en una ceremonia que apenas se prolongó durante poco más de diez minutos.
Un identificado
Sólo un joven ataviado con una ikurriña fue identificado por la policía; fue el único instante que mereció su intervención para evitar un enfrentamiento más serio con algún integrante de los grupos de signo españolista.
Som baleás may catalans
lucían en su pecho quienes se instalaban bajo las banderas españolas, mallorquinas y de Balears –tampoco faltó una bandera requeté–, algunas de ellas repartidas por integrantes del PP. Nunca seremos catalanes era otro de los lemas que coreaban mientras entonaban con fuerza el Viva España de Manolo Escobar para acallar a los catalanistas tras una parcarta que rezaba Unidos contra el pancatalanismo, los cuales, separados por sólo unos metros gritaban Visca terra lliure! o Pim, pam, pum, que no quedi ni un.La gestualidad y los insultos de unos y otros –brazos en alto incluidos– fue decayendo a medida que los ciudadanos abandonaban la plaza.