Es novedosa, algunos la califican como 'buena' y muchos la tildan de irrealizable porque genera dudas en cuanto a su aplicación. Se trata del cambio educativo introducido por la Conselleria d'Educació del Govern balear que posibilita la libre elección de la primera lengua de enseñanza a partir del próximo curso escolar. La medida afectará a unos 50.000 alumnos del segundo ciclo de Infantil y del primer ciclo de Primaria.
«Me parece una buena idea, pero es algo complicado llevarla a cabo porque hay muchos impedimentos: aumentará el ratio de alumnos por aula, no hay maestros suficientes ni tampoco los recursos necesarios. No hay dinero y la gente ya se queja de que habrá más alumnos por clase. No es realista», afirma Rebeca Sáez, que acaba de pedir plaza para su hijo en el colegio público Santa Catalina. «He elegido un colegio público porque ¿para qué voy a gastar más dinero? Prefiero la opción del catalán en la elección de la lengua de enseñanza», añade.
Catiana Aguiló tiene dos hijos, de cuatro y seis años. Ambos estudian en el colegio público Jaume I. «Lo tengo muy claro», afirma. «Voy a elegir la enseñanza en castellano porque hoy en día no saben escribir, están muy flojos en este tema. Han estudiado en un colegio concertado, pero la experiencia fue muy mala y los matriculé en este público, donde estoy muy contenta».
Asunción Muñoz tiene una niña de cinco años y también lo tiene muy claro, pero defiende la opción contraria. «Somos catalanes y entonces los apuntaré en catalán. El español lo enseñan igual. El catalán ahora lo exigen y me parece bien. Mis hijos van bien en castellano. Si lo enseñan bien desde pequeños, no hay problema. Estudian en un colegio público porque no me puedo permitir uno privado».
Para Antonia López, que tiene una niña de tres años en el colegio Santísima Trinitat, el problema va más allá de dudar entre una elección u otra. ¿Qué pasará si dentro de cuatro años cambia el Govern y ponen el catalán como lengua de enseñanza obligatoria? Todavía no sé qué elegir. Elegí este centro por ser católico, está cerca de mi casa y me gusta mucho».
«A mí me gusta la opción de que se pueda elegir otro idioma. Cuando nació mi hija en el 82, el catalán era obligatorio. Ahora voy a buscar a mi nieta y la matricularé este año. Creo que está bien la nueva propuesta, pero no se va a poder hacer, tengo pocas esperanzas», señala Blanca Pérez.
Otra de las madres de familia que lo tiene muy claro es Anabel Quesada. Ella prefiere «el castellano, pero tendrían que estudiar las dos lenguas. Elegiré el castellano al hacer la matrícula».