La reciente plantación de unos árboles en la calle Civada de Son Ferriol ha desatado cierta polémica. La Asociación Creu Vermella considera que el acto de sembrar nuevas plantas con motivo de la Semana del Árbol estuvo bien, ya que además pudieron tomar parte niños del colegio de Primaria, pero lo que no gusta a dicha asociación es la clase de árboles plantados, en concreto seis Melia azedarach y otros seis Schinus terebentifolia .
La Asociación Creu Vermella considera que la Melia azedarach «es una especia invasora de hoja caduca que causará muchos problemas a los sumideros de las aguas pluviales. La ingesta de sus frutos puede ser potencialmente peligrosa para las personas y principalmente para los niños pequeños, y hay que recordar que donde se han plantado suelen jugar niños de edades inferiores a los dos años».
Por lo que respecta a la otra especie, el Schinus terebentifolia, lo consideran «una especie invasiva que puede producir una reacción alérgica con afecciones cutáneas en las personas sensibles». Por ese motivo solicitan que sean cambiadas por otras especies menos peligrosas para el entorno, sobre todo para los niños, que sin duda pueden ser los más vulnerables, ya que es poco probable que una persona mayor ingiera cantidad suficiente de estos frutos como para tener consecuencias mortales.
Proliferación
Desde Cort se nos hizo saber que en la actualidad en Ciutat hay más de mil Melia azedarach en zonas verdes y más de dos mil en diversas calles. Por lo que respecta al Schinus , su presencia es mucho menor, pues hay 32 en zonas verdes y algo más de un centenar en varias calles.
Desde Cort afirman que hasta la fecha el servicio de parques y jardines no ha registrado ninguna incidencia ni comunicación relativa a la toxicidad de estas especies y que ninguna de las dos especies referidas aparecen en el listado establecido por la Asociación Española de Aerobiología como especies potencialmente alergógenas.
En cuanto a la plantación de nuevas especies, desde el Ajuntament de Palma aseguran que se sigue todo un protocolo que va desde la capacidad de supervivencia en entornos urbanos, pasando por la resistencia al suelo, hasta su valor ornamental.