Un grupo de unos 30 médicos del nuevo hospital de Son Espases se han concentrado esta mañana a las puertas del centro para denunciar las deficiencias que existen en sus instalaciones que, en ocasiones, suponen al paciente esperas de hasta 80 minutos para recibir la primera valoración en urgencias.
«El triaje (proceso de valoración clínica preliminar que ordena los pacientes antes de la valoración diagnóstica y terapéutica) de urgencias que en Son Dureta llevaba 10 minutos, ahora hay ocasiones en las que tarda unos 80-90 minutos», ha denunciado el responsable de Hospitales del Sindicato Médico (Simebal), Miguel Lázaro.
En declaraciones a EFE, después de la concentración de esta mañana -la tercera desde que se produjo el traslado de pacientes al nuevo hospital-, Lázaro ha asegurado que las protestas continuarán «cada día» hasta que la Administración solucione al menos las deficiencias que los médicos les han relatado en un listado.
Estas deficiencias obligan a los médicos a asumir responsabilidades «extracontractuales» y a hacer su trabajo con un nivel de estrés físico y psíquico que debilita las garantías de atención al paciente.
Algunas de las deficiencias son tan «básicas» como el mal funcionamiento de la megafonía de urgencias, por la que se llama al paciente para ser evaluado: «no funciona bien y los médicos tienen que ir a buscar al paciente», afirma Lázaro, quien subraya que, sobre ello, la Administración alega que eso se hace por confidencialidad.
«Los médicos están crispados, estresados y cabreados», asevera Lázaro, que añade que cada día son más los que se suman a estas protestas, a medida que se van detectando problemas en las instalaciones del centro.
No obstante, el responsable del Simebal ha reconocido que toda la plantilla tiene confianza en la labor y la capacidad del director del hospital, Luis Carretero, y en la de todo su equipo, al que comprenden por haber tenido que hacer frente a un traslado «precipitado y temerario» del que responsabilizan «únicamente» al conseller de Salud, Vicenc Thomas.
Lázaro ha comentado que se retraso dos semanas el traslado pero que éstas no fueron suficientes, que, cómo mínimo, tendría que haberse esperado un mes y medio para evaluar y comprobar todas las instalaciones y material del nuevo centro.
Estas primeras semanas en Son Espases son, según Lázaro, la «crónica de un fracaso anunciado» de un traslado que se hizo sin previsión para evitar «coste político».
Las protestas continuarán al igual que lo harán las relativas al aparcamiento del hospital, que es de pago «en contra de la voluntad» de los trabajadores del centro y de los usuarios del mismo: «Es un repago sanitario, el usuario paga impuestos y vuelve a pagarlo cuando visita el hospital», ha denunciado Lázaro.
«Lo que tendría que hacer la Administración es expropiar y ofrecer una alternativa pública y gratuita o que se den dos años más a la concesionaria y que el dinero que genera el hospital atendiendo pacientes extranjeros se destine al pago del aparcamiento», ha defendido el responsable del Simebal.