Con el «Eid al fitr» o fiesta de la ruptura del ayuno la comunidad musulmana residente en Mallorca celebró ayer el fin del Ramadán. A las 8,30 de la mañana unas 2.000 personas, la mayoría hombres aunque también había mujeres y niños se concentraron en el Palma Arena para proceder al rezo o «salat» que ponía punto y final a un mes de ayuno desde la salida hasta la puesta de sol.
Unos 45 minutos después y tras las palabras del imán, los asistentes, la mayoría de nacionalidad marroquí, pero también nigerianos, argelinos, senegaleses e incluso mallorquines, abandonaron el recinto. A partir de ese momento empezaban tres días de fiesta en los que los niños reciben regalos, se estrena ropa y se visita a los amigos, en lo que sería el equivalente a la festividad de Reyes en España y en los que la comida adquiere un especial significado tras el obligado ayuno que obliga al cuerpo a readaptarse poco a poco, como bien explica Mohamed Mayans: «este mediodía comeré como un canario, por la noche ya será diferente».
Junto a los tajines y pinchitos que degustarán estos días, destacan los dulces en los que reinan la miel, la almendra y otros frutos secos como la baklawa, la chebekia o briouats.
Al igual que en Palma, también se reunieron para la oración las comunidades musulmanas de Inca y Sa Pobla. La de ayer es, sin duda, la fiesta que congrega mayor número de fieles en las mezquitas, una jornada en la que también se practica la caridad, tercero de los pilares del Islam. «Id said», feliz fiesta!