La primera de las jornadas parlamentarias del grupo popular en Formentera se convirtió en una auténtica sesión de catarsis, en especial para su presidente regional, José Ramón Bauzá, y su entorno más próximo al cual se considera responsable de la situación de crisis. Las críticas más duras partieron de algunos ex miembros del Govern que presidió Jaume Matas en la pasada legislatura, en concreto Joan Flaquer y Mabel Cabrer, tesis a las que se sumó Antoni Serra.
El principal reproche a Bauzá fue «la nula defensa» que ha venido realizando el partido de la gestión realizada por el Govern del PP en la pasada legislatura, una actitud que se ha extendido a los integrantes y colaboradores de aquella etapa.
Bauzá -que impuso el silencio informativo a todos los asistentes- adoptó una actitud comprensiva frente al aluvión de críticas y admitió que se habían cometido errores al mantener esta línea.
Sin embargo, fue el entorno de Bauzá el que fue objeto de las críticas más encarnizadas, al que se le responsabilizó de la dinámica actual en la que se «condena» en el PP por haber pertenecido al Govern que presidió Jaume Matas en la pasada legislatura. El presidente regional trató de rebajar el nivel de tensión que se llegó a acumular en el transcurso de la reunión, que se calificó por algunos de sus participantes como «muy dura, pero sin crispación ya que las intervenciones fueron muy correctas».
Medidas drásticas
Jaume Font, al que Bauzá ya ha comunicado que no figuraría en las listas si seguía imputado en el 'caso Plan Territorial», también intervino para criticar la demonización de los imputados y esgrimió un documento que dijo haría llegar al presidente Bauzá y que si no era aceptado «tomaría medidas drásticas» que no llegó a precisar.
Font abandonó airado la reunión antes de que finalizase.
Lo cierto es que José Ramón Bauzá no se retractó de su posición de excluir de las listas electorales a los imputados, aunque ante el grupo parlamentario adoptó una posición mucho más conciliadora en el sentido de buscar alguna salida a la situación.
De hecho, en declaraciones a la prensa, Bauzá dijo que su estrategia «no tenía nombres ni apellidos», para evitar citar a quiénes afectaría el veto. De hecho, en Eivissa es donde hay uno de los puntos de fricción más serio: la imputación del alcalde de Sant Antoni, Josep Sala, que amenaza con crear un partido si el PP no le deja encabezar la lista en los próximos comicios.