El anuncio de la ubicación del futuro recinto ferial en los terrenos que ocupa el desvencijado y abandonado estadio Lluís Sitjar, realizada ayer al alimón por la alcaldesa de Palma, Aina Calvo, y el director general de Comerç, Pere Trías, revela el elevado grado de improvisación con el que se trabaja en este tema desde Cort. Después de descartar los terrenos de Son Bordoy aduciendo un problema de calificación urbanística, los responsables municipales presentan una opción que plantea numerosos inconvenientes técnicos, urbanísticos y económicos de los que nada se dice como posibles soluciónes.
La alcaldesa oferta un espacio que la Conselleria de Comerç está obligada a aceptar si quiere lleva adelante el proyecto, sin dar a conocer un acuerdo previo con la propiedad del Lluís Sitjar. Además, se quiere zanjar la cuestión sin, todavía, un pronunciamiento sobre el concurso abierto de ofertas para albergar el futuro recinto ferial. Otros detalles trascendentes afectan a la necesaria recalificación de los terrenos "en la actualidad destinados a uso deportivo", el importe de la operación, los más que evidentes problemas de accesibilidad viaria..., De todo ello el Ajuntament palmesano nada aclara.
La propuesta cuenta con la manifiesta oposición del Col·legi d'Arquitectes, organizaciones empresariales y el principal grupo de la oposición, el Partido Popular, con el que ante una iniciativa de esta envergadura parece razonable buscar alguna fórmula de consenso.
Demasiado puntos conflictivos jalonan la oferta de Cort de llevar el, por otra parte necesario, recinto ferial al abandonado estadio del Lluís Sitjar. Un tema de esta trascendencia no puede quedar sometido a decisiones tomadas de manera tan improvisada como la actual, un error que no presagia nada bueno en el futuro.