A.CABOT
Un cabo mallorquín del Regimiento de Ingenierios de Salamanca se puede enfrentar a una pena de hasta seis años si el fiscal militar le acusa de desobedecer una orden que afectaba a servicio de armas.
Todo ocurrió cuando este joven de 29 años, cuyo nombre prefiere su familia que quede en el anonimato, se negó junto a otro cabo a trasportar un camión Vempar desde la base de Herat a la de Qal-i-naw.
Sendos soldados tenían la tarea en el Ejército de conducir vehículos de gran pesoy ya advirtieron a sus superiores antes de partir hacia Afganistán, de que los Vempar no estaban blindados. Recibieron respuesta de que sólo serían utilizados para tareas dentro de la base o en el precinto acotado.
Los dos cabos recibieron la orden de trasladar los vehículos a la nueva base y respondieron que realizar el duro trayecto, de 150 kilómetros y que necesita doce horas de camino, ponía en riesgo inecesario sus vidas.
Ambos fueron arrestados por una falta leve, luego se les imputó la falta grave y ahora están a la espera de que un tribunal superior, formado por tres altos mandos militares, estudie las acusaciones del fiscal y el recurso de su abogado.
La familia del joven mallorquín tiene la preocupación lógica que supone la «incertidumbre de saber qué dirán los altos mandos». La familia tampoco entiende que se les acuse de un acto de «cobardía» cuando el cabo mallorquín lleva diez años en el ejército y cuatro misiones en Afganistán.