SEBASTIANA CARBONELL
Poco más de un millar de trabajadores -1.070 según la Policía Local y más de 1.500 según los organizadores- salieron ayer a la calle desafiando al mal tiempo para participar en una de las cuatro manifestaciones convocadas para conmemorar el 1 de mayo, Día Internacional del Trabajo.
Los sindicatos centraron sus reivindicaciones en la adopción de medidas para combatir la crisis. UGT descarta, por el momento, la convocatoria de una huelga general; mientras que CCOO empieza a valorar esta posibilidad, sin todavía convocarla, y el resto de los sindicatos USO, CNT-AIT y CGT se muestran claramente a favor de la convocatoria inmediata de una huelga general.
Más que la crisis que está sufriendo el mundo, el auténtico protagonista de la jornada fue el paraguas, ya que el de ayer fue el 1 de mayo con la peor meterología que se recuerda en la última década, según comentaban los propios organizadores de las manifestaciones revindicativas.
Lorenzo Bravo, secretario general del sindicato mayoritario de las Islas, la UGT, dijo ayer que mientras el presidente Rodríguez Zapatero se mantenga «firme» contra la reforma laboral y no ceda a las «presiones que está recibiendo de los bancos, la patronal y en el seno de su propio partido» no convocarán huelga general.
Por su parte Katiana Vicens, secretaria general de CCOO, afirmó que «está muy bien que el Gobierno diga que no permitirá recortes sociales, que no se volverá a atrás. Pero lo que se dice no basta, se han de hacer cosas», puntualizó.
Durante su intervención tanto Vicens como Bravo vertieron duras críticas contra el sistema financiero, al que atribuyeron la responsabilidad de la crisis económica mundial, que responde, en palabras de la secretaria general de CCOO a un «modelo expansionista y neoliberal marcado por las inversiones especulativas» con resultados poco claros.
Bravo apuntó también que «los trabajadores lo están pasando mal y lo que se pretende a cambio es que paguen la crisis» con medidas como el recorte de las prestaciones sociales o el despido libre, por lo que se mostró a favor de «recuperar el modelo sostenible» invitando al Gobierno a dejar de inventarse medias que, «en su mayoría no sirven para nada», en palabras del secretario general de la UGT.
Por otra parte, durante su intervención en el Parc de la Mar, Bravo recomendó al president Antich que «mande a hacer puñetas al señor Nadal» en referencia al presidente de UM y «ponga orden en el Govern» de la Comunitat Autònoma para dejarse de «fotos» y poner remedio a la situación de crisis que viven los trabajadores de Balears y que, según la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre de 2009 ha dejado a 110.800 personas en paro.
Vicens y Bravo coincidieron en manifestar que nos encontramos «ante el final del modelo económico capitalista», apostando por que se vuelva a generar empleos «estables», respetando el derecho de los trabajadores y que garanticen la reactivación del consumo.
Además de la manifestación unitaria convocada por los dos sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO, otras tres manifestaciones recorrieron el centro de Palma con desigual participación organizadas por USO, CNT-AIT y la CGT.
A la convocatoria del 1 de mayo acudieron representantes de partidos políticos e instituciones como la alcaldesa de Palma, Aina Calvo; el teniente de alcalde Eberhard Grosske; los consellers d´Afers Socials y Movilitat, Fina Santiago y Gabriel Vicens y la directora general de Reponsabilitat Social Corporativa de la Conselleria de Treball, Maria Dúran.