La inestabilidad del tiempo no impidió que las calles de Palma y de los núcleos turísticos se llenaran ayer de gente. Y es que el sol alternó con las nubes, la lluvia y un incómodo viento. Los turistas aprovecharon la jornada para visitar la Catedral y otros lugares típicos del centro, así como para realizar compras, mientras las playas permanecían prácticamente desiertas.
Por las calles se vieron todos los atuendos posibles. Aunque la mayoría optó por el chubasquero y la ropa de abrigo, no faltaron quienes paseaban en manga corta, con sandalias y bermudas. En la Part Forana, las zonas turísticas estaban también muy animadas pero con poca gente en las playas. En la zona de Alcúdia el aire era bastante molesto, por lo que la gente buscaba los lugares más protegidos para tomar el sol. Buen ambiente había también en los pueblos que celebraban su mercado semanal, como Santanyí, en el que muchos turistas deambulaban entre los puestos de verduras y de ropa.