En los tiempos actuales, en que la tecnología manda por encima de todo lo demás, siguen existiendo, aunque cada vez menos, agricultores y ganaderos.
Íbamos la otra mañana por el Camí dels Reís, saliendo de Génova, cuando nos llamó la atención ver como el hombre, lanzando piedras con la intención de no dar, pero sí de marcar territorio, trataba de que las ovejas fueran por donde él quería Al final no consiguió el objetivo, pues al desobedecerle unas pocas, el resto terminó yéndose por donde aquéllas, que era, precisamente, por donde no quería el pastor, que luego no fue tal, sino agricultor y ganadero, «aunque tenemos que hacer de todo».
Se llama Fernando Escobar Utrero, tiene un hijo «que también se dedica a esto, per tal como están la cosas, pronto, de nosotros, no quedará ninguno. ¿Por qué? Porque terminas siendo un esclavo de las ovejas: domingos, fiestas de guardar, ¡todos los días del año!, incluso cuando llueve, tenemos que sacarlas, por lo cual te quedas hasta sin vacaciones. ¿Y quién quiere aguantar eso..? Sólo los viejos, como yo. Porque no sé lo que hará mi hijo cuando lo deje, pero no me extrañaría que vendiera y se dedicara a otra cosa. Porque de no ser porque del campo y de los animales que crías comes, con las ovejas no llegas a final de mes».
Calcula que entre las de Son Caliu, Son Coll y Son Berga, tendrá alrededor de 900 ovejas, «siendo cerca de doscientas de mi hijo».
No quiere explayarse mucho en cuanto a precios de venta, «pues depende la época del año; en verano son más caras que en otros meses, ya que por el turismo hay mayor demanda. Y si se trata de vender una oveja vieja para que la lleven al matadero, no te dan más de cuatro euros por cabeza». En cuanto a la lana, «si ardiera, la quemaría, pues me la pagan a 14 céntimos el kilo, y a mí el esquilador me cobra dos euros por oveja».
Fernando, que no sabe cómo se llama la alcaldesa de Palma, aunque sí el presidente de la Comunidad, «Antis», y a medias el del país, «Felipe Zapatero», y que desconoce quién es Güiza y la Bermúdez, cuando le mencionas al Gobierno frunce el ceño. «Apenas nos ayuda, y encima los funcionarios vienen por aquí, sin avisar, cuentan las ovejas que tienes, sin preguntar las que son tuyas, y como no cuadren con sus cuentas, te multan. Y así, ¿dónde están las ganancias? Porque lo que se dice ayudar, ayudan bien poco, y encima, cuando pueden, te crean problemas Por eso, no me hable usted del Gobierno»
lPedro Prieto
Fotos: Julián Aguirre