El vicepresidente segundo del Gobierno y titular del Ministerio de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, confirmó ayer que su departamento está estudiando la aplicación de un plan de ayuda a las pequeñas y medianas empresas consistente, de manera esquemática, en la obtención de liquidez por medio del Instituto de Crédito Oficial (ICO); entidad financiera de titularidad pública.
Todavía no se han dado a conocer los detalles de los apoyos que el Gobierno dará a las pymes, pero no cabe duda de que tratan de redondear las medidas previstas para contrarrestar los efectos de la severa crisis financiera que ha cerrado el grifo crediticio a las empresas y, en consecuencia, a la inversión. El entramado de las pequeñas y medianas empresas es fundamental en la economía productiva de España, además de ser el principal motor en la generación de puestos de trabajo.
Solbes ha preferido, en esta ocasión, involucrar al Instituto de Crédito Oficial para canalizar las ayudas a las pymes. De este modo, el Gobierno asume directamente el riesgo de esta iniciativa destinada a inyectar liquidez en el tejido empresarial español, decisión que demuestra el grado de compromiso que requiere la situación. No cabe duda de que el colapso en el que se encuentra el sistema financiero a nivel global -queda por despejarse la incógnita de los resultados que ofrecerá la próxima cumbre del G-20 en Washington- está obligando a todos los gobiernos a involucrarse en la adopción de medidas destinadas a evitar el hundimiento de sus respectivas economías. La interconexión de las economías no ha librado a España de la necesidad de intervenir, eso sí, con más moderación que otros, sobre el mercado financiero. Ahora sólo cabe esperar los resultados sobre los que, por desgracia, no hay ninguna certeza.