Una pequeña puerta interior comunica la recién inaugurada sede de Entesa en Palma (en la calle Morei, número 11) con un señorial patio donde se mezcla, casi a partes iguales, la historia, la leyenda y hasta el expolio consentido (es decir, previo pago) del Patrimonio.
Gaspar Valero, historiador que conoce al dedillo todo lo que ocultan los patios de Palma, le contó la historia a los dirigentes de Entesa, quienes, la noche de la inauguración de la sede, relataron cómo su local forma parte de la Posada de l'Estrorell, un edifico gótico de los Morei (con i latina), el apellido de la familia que da nombre a la calle. Fue en 1531 cuando Felip Fuster, pariente del mítico Comte Mal, compró el 'casal' que con el tiempo pasaría a los condes de Aiamans.
Hasta el archiduque Luis Salvador de Austria, s'Arxiduc, se hizo eco del patio interior cuya entrada calificó como «una de las más bellas de Palma».
Al pie de una escalera, y así lo recoge Valero en un libro sobre los patios de la ciudad, se conserva un escudo con una enigmática expresión que todavía aumenta el misterio del lugar: «Per un tal bé, repòs tendrà ma vida». Al parecer se trata de la promesa que Felip Fuster hizo al esclavo que trabajó el portal.
Una puerta comunica la sede de Entesa, que antes fue una tienda, con el patio. El día de la inauguración, con permiso de su actual propietaria, el patio fue el punto de encuentro de políticos de ideología diversa.