El turismo de masas se da cita en s'Arenal (Llucmajor), donde visitantes de diversas nacionalidades, también españoles, confluyen en una zona donde la diversión, especialmente nocturna, parece ser el atractivo más importante.
En esta zona confluyente con el municipio de Palma, los turistas se agolpan durante el día en la playa y por la noche se agolpan en los numerosos locales de copas, aunque en demasiadas ocasiones se exceden en la diversión y provocan incidentes que sufren los residentes.
Juan García el propietario del restaurante Casa Juan. Lleva en la zona varias décadas y asegura que con el tiempo «el turismo que nos visita cada vez es de peor calidad, sobre todo porque los visitantes viene con muy poco dinero para pasar sus vacaciones».
Sobre la presente temporada, Juan reconoce que «va mal porque en mi local se come a la carta y la gente que viene no está dispuesto a gastarse más de 8 o 9 euros en una comida; prefieren ir a un sitio de baja calidad». Apunta también que el «mes de mayo fue muy malo porque no hizo buen tiempo y la primera quincena de junio también ha estado floja».
Asegura que uno de los problemas que padece la zona «es la falta de aparcamientos», pero donde realmente protesta es porque «alguna de la gente que viene, sobre todo la joven, se desmadra y provoca molestias a otros muchos turistas y a los negocios. El turismo -asegura- no es bueno porque no buenos establecimientos hoteleros en la zona».
Vesela Amastasova, búlgara de nacimiento pero afincada en Mallorca desde hace años, regenta la Boutique Ibiza. Sus previsiones son malas para la temporada son malas y recuerda que «con el paso de los años, el turismo que viene tiene cada vez menos calidad y poco poder adquisitivo». Apunta también como causas del deterioro de la situación, «la crisis económica que están sufriendo muchos países emisores y también la fuerte competencia que hay en la zona, en muchos casos desleal porque no pagan los impuestos que nosotros», en referencia a las numerosas tiendas de hindúes y pakistaníes que se están abriendo en s'Arenal en los últimos tiempos. Reconoce que «es difícil salvar la temporada en tres meses de actividad porque los gastos los tenemos todo el año».