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Personas con minusvalía protestan por las barreras arquitectónicas del metro y el tren

La obra emblemática del Govern incumple la ley de accesibilidad aprobada hace 14 años

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Doce centímetros de distancia y seis de altura impiden a las personas que van en silla de ruedas acceder desde el andén al nuevo metro de Palma y a la red ferroviaria de Mallorca. Así lo denunció ayer José Chito Oliveras quien promovió a través de internet y mensajes «sms» una protesta en la Estación Intermodal de Palma. A la misma se sumaron numerosos afectados, todos a título individual, así como miembros de partidos políticos, plataformas y asociaciones de cariz social.

La ley de accesibilidad, aprobada en 1993, establece que el desnivel entre el andén y el metro debe ser 0 y que la distancia máxima no puede superar los 4 centímetros.

«Como la mayor parte de las personas que deben desplazarse en una silla de ruedas, la mía es eléctrica. En mi caso la silla pesa 150 kilos, yo mido dos metros y peso 120 kilos. ¿Cuánta gente hace falta para meterme a peso en el metro?».

La movilidad de José Chito está sujeta a una silla de ruedas desde que a los 20 años sufrió un grave accidente de tráfico. Vive en Son Sardina y es estudiante en Palma, aunque su intención es matricularse en la UIB en Diseño Gráfico.

«Para llegar a la UIB he de coger un autobús a Palma y, desde allí, coger el autobús Palma-UIB. En metro, desde Son Sardina a la UIB, se tardan sólo dos minutos. Ahora pregunto si este transporte, que pagamos todos, es para todos».

José Chito mantuvo el viernes una reunión con la consellera de Obres Públiques, Mabel Cabrer: «Salí igual que entré -afirmó-. Me dijeron que esto era así por razones técnicas. Sin embargo, la cuestión es por qué las razones técnicas en Mallorca no tienen vigencia en Madrid, Roma o Barcelona donde la línea 2, inaugurada en 1995, está completamente adaptada».

Los personas que se dieron cita en la protesta lucían en sus camisetas pegatinas en las que se podía leer «Prohibido minusválidos».

La ley 3/1993, de 4 de mayo, para la mejora de la accesibilidad y la supresión de barreras arquitectónicas, en su capítulo III obliga a dotar a los medios de transporte públicos, como mínimo, de una puerta de entrada y una de salida adaptadas, aspecto éste que según José Chito «en los autobuses de la EMT también falla con bastante frecuencia».

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