María y Marga son dos hermanas que nacieron hermanos. Es decir, dos mujeres a quienes la naturaleza les dotó erróneamente de un cuerpo masculino y no femenino, que hubiera estado en más armonía con su mentalidad, lo cual les creó una enorme divergencia. Con el paso de los años, y de sufrir no pocas humillaciones, se han operado y han dejado las cosas en su sitio. El sexo femenino, a través de la cirugía, ha sustituido al masculino, con lo cual, mente y cuerpo caminan paralelamente. Luego quedó el camino burocrático, que con algún que otro impedimento, también recorrieron. Camino que dio oficialidad al cambio producido por el bisturí. María y Marga, que hace diez años fueron entrevistadas por Marie Claire, esta semana se han vuelto a asomar en las páginas de dicha revista contando la experiencia. A nosotros nos la habían contado un año antes.
Anteayer domingo, estuvimos con la mayor, María, ya que nos había llamado para preguntar si habíamos visto Hormigas Blancas, que por lo visto contaba la historia de Bibi Andersen, la transexual. «No; no lo estoy viendo. ¿Por qué ...?», pregunté. «Porque otra transexual, 'La Veneno', la está poniendo muy mal -me dijo-. Todo porque dice que Bibi nunca estuvo de parte de los transexuales; nunca tomó la bandera y nos defendió. Yo, en esta cuestión, no opino. Pero lo que me parece que no está bien es que 'La Veneno' se meta, como se mete con ella». Le pregunté por su hermana, Marga. «Está en Barcelona, trabajando». Entonces me contó lo de que «esta semana salimos en Marie Claire», revista que hace diez años publicó sus experiencias. Era el principio de un largo camino en el que han tenido que salvar muchos obstáculos y no pocas humillaciones, para llegar hasta aquí. A ser mujeres.
«Si mal no recuerdo uno de las primeras barricadas que os encontrásteis en vuestro camino os las puso vuestro padre», les dije. Y es que no es fácil para según que padres aceptar que dos de sus hijos quieren cambiar de sexo. «Todos sufrimos muchos por eso, pero al final, algunos años después, cuando se enteró de que nos habíamos operado preguntó que cuánto nos había costado, doce mil euros a cada una, y nos dio el dinero. Eso es señal de que lo aceptó. Por desgracia mi padre murió». María entró a trabajar en Correos hace unos años, haciendo sustituciones. Lo dejó, pero tiempo después regresó, ahora como cartera. «Entré como chico y ahora estoy como chica. Y me acepta todo el mundo, entre otras cosas porque mi comportamiento es bueno. Soy una mujer muy tranquila, que no sale de noche, que no tiene malos vicios ... ¿Novio...? De momento, no. Tuve uno, pero al enterarse de mi condición sexual, me despreció hasta el punto que pidió una orden de alejamiento. A partir de entonces, cada vez que contacto con algún chico, ya sea a través de internet, o personalmente, se lo explico. No quiero más problemas. Por eso me paso muchas tardes en eciber, chateando... En cambio mi hermana estuvo saliendo con un chico, conoció a sus padres, que la aceptaron, pero luego se separaron. Ella vive en Barcelona, en un pequeño apartamento, con dos gatos. Dice que tarde o temprano volverá a Mallorca ... Ya veremos». ¡Ah, bueno! María, además de ser una buena aficionada a internet, pinta. Y no lo hace mal. Pedro Prieto