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«Ahora han salido de la cárcel y hay que volver a vivir con ellos»

El documental «30 Minuts» de TV3 explicó ayer el alcance de la corrupción urbanística de Andratx

A.G.
En los círculos políticos mallorquines había mucha expectación por saber cómo presentaría la televisión catalana la corrupción urbanística en Andratx en uno de sus programas estrella, «30 Minuts», que se emitió anoche pasadas las 21.30 horas, es decir, en «prime time». El documental, de factura seria y elaboración muy profesional, empezó a gestarse hace un mes, cuando un equipo de periodistas de TV-3 se desplazó a Mallorca para recoger información y entrevistar a testigos del escándalo. A los políticos mallorquines y a quienes han seguido el caso el programa debió de decepcionarles porque no se presentaron elementos nuevos, sino que se explicó la trama de corrupción, los sobornos, la prevaricación y el uso de información privilegiada ya conocidos. Sorprendió, eso sí, la franqueza de algunos testimonios, el tono mamporrero con el que Hidalgo se desenvolvía en los plenos y, por supuesto, el mal trago que pasó el abogado de Jaume Gibert -el único letrado defensor que quiso hablar para el programa- a la hora de justificar los negocios del ex celador municipal. Pero aquellos que no han seguido el escándalo tan de cerca aún deben tener los pelos erizados: visto con la perspectiva y la distancia de TV3, lo que ha sucedido en Andratx es un atentado en toda regla contra Mallorca y los mallorquines.

Las imágenes del destrozo que sufre Mallorca en Andratx hablaron mejor que Jaume Matas cuando fue entrevistado. El president del Govern repitió su discurso: existe una maniobra con tintes electorales detrás del caso, él sólo sabía que Hidalgo estaba muy nervioso cuando le recibió dos días antes de que le detuvieran, y de nuevo pidió perdón. Poco más le sacaron al president, aunque fue mucho en comparación con José María Rodríguez. El conseller de Interior sólo salió en imágenes de archivo, y nada favorecedoras. La televisión catalana ofreció también un doblaje de la comprometida conversación que Rodríguez mantuvo con Hidalgo una hora antes de la detención. Era el peor retrato que se le podía hacer al todopoderoso secretario general del PP balear.

El portavoz del GOB, Miquel Àngel March, que cargó con dureza contra el encausado y ex director general del Govern Jaume Massot; el policía local Joan Ensenyat, el primero que denunció una infracción urbanística de Hidalgo; Isabel Alemany («Hidalgo me dijo que me cortaría el pescuezo y que después iría a por mi familia. 'O haces lo que yo quiero o ya veras lo que te pasa'»); el conseller Bartomeu Vicens; el constructor Valentín Nova, temeroso de quedarse con muy poco trabajo; la propietaria de una inmobiliaria llamada Antje Wogenstein («sabíamos que había alguna cosa que no se hacía como tocaba, y que más tarde o más temprano acabaría por estallar»); el periodista Andreu Manresa; y el secretario general del PSIB, Francesc Antich, fueron otros de los entrevistados. Todos tomaron en la misma dirección: la corrupción era más que visible. El policía Ensenyat mostró su frustración cuando recordó las veces que, en comisión de servicio, intentaba poner orden en algún desaguisado urbanístico: «Casi todo funcionaba así, si no pagabas no construías»; «los vecinos te decían 'yo ya he hablado con quien tenía que hablar, y estoy a salvo'. Llegaba un momento en que daba vergüenza». Como vergüenza dieron las imágenes del homenaje que la Guardia Civil ofreció a Hidalgo como reconocimiento a su paso por el cuerpo y su ascensión a alcalde de la localidad.
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