Después de seis horas y cuarenta y cinco minutos de marcha, Oli y los dos Tolos alcanzaron el campo II del Everest. Dado que para hoy es imposible que los sherpas hayan fijado la cuerda desde ecol Sur hasta el Balcón, es muy probable que los tres escaladores tengan que quedarse dos noches en el campamento situado en el Valle del Silencio, a 6.400 metros de altura. Así, la fecha en la que se alcanzará la cumbre (17 de mayo) también podría aplazarse un día.
Las condiciones meteorológicas durante la madrugada del domingo no hacían presagiar una buena ascensión para los mallorquines. Durante toda la noche sopló un viento que no paraba de sacudir las tiendas y de filtrar la nieve que caía en el interior. Al final, a las siete de la mañana, todos se reunieron dentro de la tienda comedor para valorar la situación. Oli, los dos Tolos y el madrileño Miguel Àngel Pérez quien también probará cima con los isleños decidieron tirar hacia arriba una hora más tarde. El barómetro había subido durante la noche y con los primeros rayos de sol la situación no parecía tan mala. Así que, a pesar de la ventolera, los cuatro escaladores se pusieron en marcha hacia la cascada de hielo de Khumbu.
Poco antes, Tolo Calafat celebraba con sus compañeros la partida y declaraba que «los nervios ya vendrán después, a la hora de llegar a la cima. Ahora, lo que más me preocupa es el tiempo y que mi barriga no me juegue ninguna mala pasada». Las ganas de iniciar el ascenso definitivo eran visibles en los rostros de los escaladores. La televisión filipina, que desde hace unos días hace el seguimiento en directo de la primera expedición de su país en el Everest, también se hizo eco de la marcha de Oli y los dos Tolos. «Ahora sientes que se acerca el momento de la verdad y, por tanto, de coger el buey por los cuernos. Creo que llevaremos el miedo hasta los 9.000 metros», manifestó Tolo Quetglas. Cabe decir que la intensa nevada de la noche se tradujo a primeras horas de la mañana en sucesivos aludes por los alrededores del campo base, alguno tan visible y preocupante como el que embistió la parte superior de la cascada, sobre el campo I, o el que se precipitó como una gran nube de nieve en polvo desde el Lho La (col situado a la izquierda de la espalda oeste del Everest) hasta la base. Estamos a mediados de mayo y el incremento progresivo de las temperaturas diurnas hace más peligroso el tráfico por la cascada de hielo.