El sirdar de la expedición mallorquina, Pasang Tshiring, es un sujeto especial. Tremendamente supersticioso, como la mayoría del pueblo sherpa, hace continuamente ofrendas frente al altar del campamento para pedir la intercesión de Buda en cualquier acción del grupo. Ayer, el primer problema del día fue para Tolo Calafat y sus problemas estomacales. Además, Tshiring ofreció al escalador isleño unas semillas bendecidas por el Lama de Katmandú y que «son idóneas para la gastroenteritis». Aunque había mejorado de su afección mediante los remedios farmacéuticos habituales en estos casos, Pasang no quiso que «Short-Tolo» (el pequeño Tolo) -como lo nombra cariñosamente para diferenciarlo del otro, el largo- siguiera con una molestia que había conseguido quitarle las ganas de reír. Por este motivo, no paró hasta encontrarle las semillas medicinales, que tendrá que tomar en ayuno con un vaso de agua caliente cada mañana hasta agotarlas, y al mismo tiempo dedicarle una ofrenda para una rápida y definitiva recuperación.
La sorpresa de Tolo Calafat fue tan grande como su agradecimiento. «Este tío es un caso», declaró. A sus 30 años, Pasang Tshiring es con Apa Sherpa y Pertemba Sherpa, que ya tienen cerca de sesenta, uno de los sirdares más jóvenes y más respetados del campo base y, casi, de toda la región de Solu-Khumbu. Su capacidad de organización ha sido y es una de las principales fuerzas que empujan a la expedición mallorquina, y quién sabe si garantizará de éxito. La fecha de cumbre ya es clara, y no será ni el día 13 ni el día 15 de mayo. Todo está previsto para el domingo, día 14, con una ventana fría con 30 grados bajo cero. Aunque podría ser el mejor día de ascensión, todo depende ahora de que los sherpas completen los depósitos de tiendas y oxígeno en el campo IV (8.000 m.) y que se confirmen las predicciones meteorológicas. Si el tiempo es bueno, atacarán los tres en grupo desde el cuello sur. Si las condiciones son dudosas, uno de los tres escaladores quedaría de reserva en el campo III (7.300 m.), sobre la pared del Lhotse, para un segundo intento la segunda quincena. Oli y los dos Tolos quieren asegurar como sea que alguien suba a la cima del Everest, a 8.848 metros sobre el nivel del mar.
Ayer, los escaladores mallorquines se reunieron con los seis miembros de la expedición polaca al Everest, entre los cuales se encuentra el ruso Yura Ermachek, quien consiguió en el año 1997 el Piolet de Oro -máxima distinción del deporte de montaña- por haber abierto una de las vías más difíciles del Himalaya, la pared oeste del Makalu (8.463 m.). Mallorquines y polacos tienen intereses coincidentes y podrían sumar esfuerzos para alcanzar la cumbre de la montaña más alta de la Tierra por las mismas fechas. La primera expedición filipina al Everest, que tiene su campamento junto al de los isleños, dispone de un médico muy servicial. El doctor Ted Esguerra se ofreció ayer a hacer una revisión gratuita a los escaladores, básicamente una prueba de saturación de oxígeno en la sangre, fundamental para la aclimatación, y una toma de la tensión arterial. Todos, salvo Tolo Calafat -«estas cosas me ponen muy nervioso», comentó el escalador- la superaron sobradamente. Tolo Quetglas dio 88 en la primera y 112/72 en la segunda, con 79 pulsaciones por segundo. En cuanto a los resultados de Oli, fueron los siguientes: 88, 120/84 y 96 pulsaciones.
Joan Carles Palos