Los últimos inquilinos que residieron en el edificio del Temple, José Manuel Gándara y la norteamericana Miriam Rader, piden a través de su abogado cinco años de prisión para el administrador de la finca, Fernando Palazuelo, por un delito de coacciones. Su precaria situación salió a la luz pública hace varios años, cuando denunciaron ser víctimas de un acoso por parte de Palazuelo, a la sazón administrador de la entidad Casas Góticas del Mediterráneo. En septiembre de 2002, esta empresa realizaba obras en el edificio siguiendo instrucciones del Consell Insular de Mallorca. El abogado de los ex inquilinos afirma que Palazuelo ordenó la demolición de la cubierta, así como que se practicaran agujeros en zonas estructurales del edificio. De este modo, el agua de la lluvia se colaba en las viviendas y las deterioraba, presionando a los inquilinos para que se marcharan.
Dos semanas más tarde uno de los afectados fue a las oficinas de Casas Góticas, donde afirma que el acusado le profirió expresiones del tipo: «tendrás que irte del edificio en patera o barco y en vez de vender bolígrafos en el local venderás delfines; he quitado el techo para que salgáis en barco tú y la vecina del primero».
El juicio por coacciones, que según las víctimas continuaron durante 2003 y 2004, se celebrará en el juzgado de lo penal 2 de Palma. Además de la prisión, los afectados piden 50.000 euros de indemnización.