Unos 60.000 trabajadores de Balears sufren 'mobbing', nombre que recibe el acoso psicológico en el ámbito laboral, normalmente a cargo de jefes. Éste es el cálculo del psicólogo Iñaki Piñuel, profesor de Organización y Recursos Humanos en la Universidad de Alcalá, director del Observatorio Cisneros sobre Violencia Psicológica en el Trabajo y autor de diversos libros sobre la materia. Piñuel ofreció ayer una rueda de prensa en Palma acompañado por Julià Baltasar, decano del Col·legi de Psicòlegs de Balears; María José Martínez, vocal de Trabajo y Organizaciones del mismo colegio; e Isabel Oliver, técnica de Prevención de Riesgos Psicosociales del Institut de Salut Laboral de les Illes Balears. En términos generales, Piñuel señaló que «un 15% de la población activa española sufre 'mobbing', unos 2,3 millones de personas, y Balears respondería igualmente a ese porcentaje». El experto incidió en los efectos del 'mobbing' en la Administración pública, que es el sector con mayor incidencia, con un 20% de funcionarios que lo sufren. Piñuel indicó que «en contra de lo que normalmente se cree, que los funcionarios llevan una vida laboral con todas las garantías y derechos, el 'mobbing' es más intenso y de mayor duración en este sector porque es más difícil echar a un trabajador y porque éste se resiste a perder su puesto en la función pública. No se puede obviar la presión ideológica».
Otros sectores con una importante incidencia del 'mobbing' son la educación, la sanidad, los medios de comunicación, la hostelería y la restauración, y los servicios financieros y de aseguradoras. El 'mobbing' puede llevar a situaciones de humillación, vejación y malos tratos verbales, así como a ningunear o calumniar al trabajador o, simplemente, dejarle sin ninguna función o vaciarla de contenido. Además de las anteriores, el jefe acosador puede recurrir a otras vías: la sobrecarga de trabajo (lo que propicia que cometa errores que justifiquen un despido), dar instrucciones a los compañeros para aislarle y dar una dimensión desproporcionada a cualquier equivocación que pueda cometer. Una serie de factores envuelven las situaciones de mobbing: el sentimiento injustificado de culpabilidad por parte del trabajador (creyendo que el trato que recibe puede ser merecido), el «secreto» del acoso (el jefe no suele expresar abiertamente su deseo de despedir o hacer la vida imposible a un trabajador) y los «testigos mudos», es decir, compañeros que miran hacia otro lado.Las consecuencias de carácter psicológico son importantes, incluso con transtornos de la salud mental: depresión, ansiedad, crisis de pánico, síndrome de estrés postraumático, etc. Según Iñaki Piñuel, «cinco de cada cien personas que sufren 'mobbing' piensan frecuentemente en suicidarse. Según nuestros cálculos, unas 400 personas se habrían quitado la vida en España durante 2003 por esta causa». El psicólogo destacó la actuación de algunos jefes acosadores, a los que Piñuel definió como «jefes tóxicos», con pefil de «psicópatas laborales y narcicistas paranoides. Dos de cada tres casos de 'mobbing' son ejercidos por jefes, aunque se dan algunos, un 4 ó un 5%, que se aplican de abajo a arriba, es decir, subordinados que se unen para 'cargarse' al jefe. Los jefes tóxicos creen que su cargo es algo genético, que ya se tiene aprendido. Esta mentalidad crea mal ambiente laboral y afecta negativamente a la productividad y el rendimiento de la empresa. Normalmente, las empresas reconocen el 'mobbing' a nivel general, pero no lo detectan en su propia organización e intentan disfrazarlo de situaciones de normalidad. En cualquier caso, ejercen la tolerancia».