A las nueve de la noche el primer toque de flautín frente al bar Sa Punta de ses Salines dio el pistoletazo de salida de la fiesta del caballo de la localidad. A partir de aquí, eflabioler, acompañado de numerosos vecinos, fue a buscar a los jinetes (un total de 19) uno por uno a su casa. El último de todos los jinetes, llamado emajora, era el alcalde de ses Salines, Sebastià Vidal.
La fiesta continuó con un emotivo homenaje que los jinetes, acompañados por eflabioler, quisieron rendir al último niño recién nacido del pueblo y también a la persona más mayor, que está cerca de cumplir 100 años. Este año es la primera vez que se realizan estos actos para implicar un poco más a la gente del pueblo. Después de dar toda la vuelta a la localidad, los jinetes volvieron a la calle principal, donde la multitud congregada esperaba con ansia a los caballos para alzarlos. La banda de música acompañaba con el tradicional «jaleo» de Menorca la fiesta de todos los vecinos, que obligaban a los caballos a levantarse a su paso por la plaza.
Este acto está organizado por el grupo de teatro Quart Creixent y por la Agrupació de Cavallistes de ses Salines y se celebra desde hace siete años a causa de la gran afición ecuestre que existe en en ses Salines. A la celebración acudieron caballos de diversos pueblos de la Isla, como Sant Llorenç, Andratx, Llucmajor o Campos.
Xisca Ferrer