Cada día se repite la misma escena en las costas españolas: decenas de inmigrantes llegan en pateras en busca de un mundo mejor. En lo que va de año, la cifra supera los 7.000 inmigrantes, un número escalofriante al que hay que sumar los más de 50 muertos en el intento de cruzar el Estrecho.
Cada verano es igual y ningún representante político ha conseguido, hasta el momento, un acuerdo real y eficaz que limite las travesías en pateras. La mayoría de los inmigrantes que llegan a nuestras costas proceden de Marruecos, un país con el que España mantiene una relación más o menos estable que, parece, va a mejorar con el Gobierno de Zapatero.
Sería una buena oportunidad para tratar el tema con el Ejecutivo marroquí, con el propósito de reducir las huidas masivas de miles de sus ciudadanos y, en consecuencia, controlar las mafias que están detrás de cada una de las salidas organizadas. España es consciente de la necesidad de muchos inmigrantes (sean marroquíes o no) de abandonar su país en busca de unas mejores perspectivas de vida, pero debe hacerse de una forma regulada y controlada.
Es la única manera de reducir las lamentables escenas de inmigrantes que llegan a las costas españolas en condiciones deplorables, engañados por mafiosos a los que han tenido que pagar una considerable suma de dinero. Su sueño se termina al ser detenidos por las autoridades españolas y al ser repatriados de nuevo a su país, en el caso de Marruecos.
Este verano está siendo igual que el anterior. Confiemos en que el año que viene se materialice un acuerdo para reducir la lista de los miles de inmigrantes que llegan sin papeles a nuestras costas.