Portocristo o el Port de Manacor nos recibe con la algarabía habitual durante las horas del día, motivada por la afluencia masiva de turistas a las cuevas del Drach y dels Hams, que constituyen el principal aliciente para los miles de visitantes internacionales que acuden aquí durante todo el año. Las cuevas del Drach, exploradas por Martel en el siglo XIX, poseen el mayor lago subterráneo de Europa en cuyo interior se realizan conciertos en barca, modalidad adoptada también en las cuevas dels Hams que el próximo año cumplen el primer centenario de su descubrimiento por parte de Pedro Caldentey. Ambas visitas, de obligado cumplimiento para todo turista sensible ante las maravillas de la naturaleza, se realizan en grupos guiados que pueden observar las espectaculares formaciones de estalactitas y estalacmitas en fantásticos juegos de colores llenos de magia, ideados por Carles Buigas en las del Drach y Llorenç Caldentey en las dels Hams.
Portocristo cuenta con paseos y plazas arboladas, por desgracia excesivamente transitados y ocupados por los coches y autocares, de los que sólo se libra el de la fuente de la Sirena, en las proximidades de la playa de arena frecuentada por turistas y un público local, que supera los 300 metros de longitud y se extiende hasta un hermoso acantilado. Desde su vecino puerto zarpan de forma continua numerosas golondrinas que recorren buena parte del litoral de Llevant.
Gabriel Alomar