Jaume Santandreu ya tiene Catedral amb armaris en sus manos. Me lo mostró ayer por la mañana, temprano, en Can Gazà, donde acababa de dar el desayuno a su gente, y se disponía a hacer la comida del día. «¿Tú crées que Diandra querrá venir este verano por aquí? Porque nos gustaría, ¿sabes? Queremos agradecerle lo que ha hecho por nosotros, tener un detalle con ella...» Mándale una invitación por fax, le digo; seguro que la acepta, Diandra es buena persona, quiere a la Isla y a sus gentes. Bien. A lo que íbamos. El libro ya está en la calle. No se pierdan la portada. Sobre todo, la carita y el gesto del cura.
-El otro día estuve visitando al obispo. Le conté que a veces escribía en los diarios y me contestó que debido al trabajo que tiene no lee los diarios. Me parecio una persona muy educada, pero distante. ¡Muy distante! Al salir pensé que más que con el obispo había estado hablando con la reina madre de Thailandia. La intención de Jaume es presentar el libro, que ha sido premio Terenci Moix de literatura gay y lesbiana, en tres sitios. «En Portocolom, que es donde estuvo destinado el cura con cuya historia arranca Catedral amb armaris, el 4 de agosto. Lo presentará el médico Joan López; el 5, jueves, en sa Taulera, donde José Vico actúa. Ahí lo presentará Carlos Durán, y yo aprovecharé para dedicarlo a toda mi raza humillada. Por último, el 6 de agosto, viernes, estaremos en ses Tarragones de s'Independència, en Maria de la Salut, donde será presentado por el editor Josep Maria Orteu».
Jaume Santandreu, que espera que a las distintas presentaciones
«venga algún cura», confiesa que hasta la fecha no ha tenido
ninguna respuesta de parte de la Diócesis respecto a su libro, que
sin duda se convertirá en uno de los más leídos del año.
«¿Que la Iglesia me puede suspender A divinis por eso, como hizo
con el cura Montero, de Huelva? Puede, claro. Pero si lo hace,
aparte de que exigiré que salgan todos los curas homosexuales que
hay en la diócesis, me sentaré en la puerta de la Seu y cada día
daré dos nombres de homosexuales, sean clérigos, sean seglares de
grupos de Iglesia, como Legionarios de Cristo, por ejemplo».
Pedro Prieto