El colegio público Galatzó, de es Capdellà, puede que sea único en la Isla -y puede que también en el territorio nacional- por sus alumnos, ya que es una especie de Comunidad Europea, al ser el 48,9% de ellos extranjeros. Eso sí, todos muy bien avenidos, sin problemas de adaptación ni de comunicacion, pese a que muchos llegan allí hablando sólo inglés, alemán, polaco o italiano, por poner cuatro de los idiomas maternos, lo que no quita que a los tres meses estén haciendo evaluaciones, no muy complicadas, claro, en catalán, idioma que aprenden a veces antes que el español, que también aprenden. Además, los padres están por el centro que se salen, totalmente involucrados. No extraña, pues, que la directora nos diga, muy orgullosa: «Tenemos un APA de 10, por lo mucho que colabora con nosotros, por los regalos que nos hacen...». ¿Que de qué trabajan los padres? Los hay que son médicos, abogados, pintores, escritores, del gremio de hostelería y restauración. Muchos padres son extranjeros los dos, algunos son extranjeros ellas o ellos casados con mallorquines/as, catalanes/as, vascos/as.
Hay también niños entre el censo de este centro que son adoptados, como una niña rusa de nacimiento pero que ahora es de nacionalidad inglesa, o que siendo sus padres de un país determinado, India, por ejemplo, al haber adquirido la nacionalidad inglesa, ellos se han convertido en ingleses, como los hermanos Sha, Kieram y Ryan.
Hay monentos del día, sobre todo cuando compartes el patio con ellos y los observas, en que te haces a la idea de que estás en un colegio noruego o sueco. Tan rubitos, tan rubitas, con una piel tan blanca... Pero a nada que les preguntas ves que te contestan en catalán o en castellano. Son, además, niños educados, que se dirigen a los profesores con el mismo respeto con que éstos les tratan. Las clases están en silencio y el orden reina por doquier, lo cual es obra de tres: del que educa, del educando y del padre del educando. Y es que en esta cuestión, no hay vuelta de hoja.
P. Prieto