G. ALOMAR
El puerto de Palma recibió ayer la visita del destructor
norteamericano USS González,que se prolongará hasta el viernes
entre fuertes medidas de seguridad, tras una larga ausencia por
parte de la Sexta Flota. Circunstancia debida a diversos factores,
como la reducción de efectivos en el Mediterráneo y una mayor
presencia en el Golfo Pérsico; la preferencia por el puerto de
Tarragona dada la disponibilidad de áreas exclusivas y la
congestión portuaria que sufre Palma en temporada alta. Asimismo,
las exigencias en materia de seguridad antiterrorista por parte del
Pentágono, con un dispositivo en alerta en torno a los buques,
dificultan su visita en instalaciones proyectadas con fines
civiles. No obstante estas dificultades, la Autoritat Portuària
cedió el uso de la nueva terminal del Dique del Oeste cuando su
atraque estuviera disponible. Su ubicación, rodeada de vallas y
vigilancia policial y de la Guardia Civil por tierra y mar, fue
finalmente aceptada.
Este destructor pertenece a la clase Arleigh Burke, una de cuyas unidades, eUSS Coole, fue objeto de un ataque terrorista mediante un abordaje con lancha bomba en Adén (Yemen) con el resultado de numerosas bajas. Estos buques son los destructores más modernos alistados por Estados Unidos y entre su armamento destacan los mortíferos misiles Tomahawk que pueden alcanzar un blanco preseleccionado a 2.500 kilómetros de distancia y que alcanzaron especial protagonismo en la ilegal guerra de Irak. Estos proyectiles vuelan a una velocidad de 0.7 Mach a una altura que oscila entre 15 y 100 metros y tambien pueden portar una carga nuclear de 100 kilotones.
El USS González posee una dotación de 303 tripulantes y posee una protección NBQ (para la guerra nuclear, química y biológica) con aire presurizado en su interior y estructura de kevlar en torno a los espacios vitales. Además posee el sistema Aegis, diseñado para interceptar múltiples blancos aéreos de forma simultánea y sus turbinas de gas le impulsan a más de 30 nudos de velocidad.