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Una epoca de transición sin apenas novedades

La Iglesia de Mallorca ha seguido una regla de oro en el derecho canónico a la espera del nuevo obispo: no hacer grandes cambios

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Durante el siglo XX, Mallorca conoció 8 obispos: Pedro Juan Campins, Rigoberto Doménech, Gabriel Llompart, José Miralles, Juan Hervás, Jesús Enciso, Rafael Lara y Teodor Úbeda. A partir de hoy, Jesús Murgui tomará posesión de este importante puesto eclesiástico. Previamente a este acto, la Iglesia mallorquina ha pasado una época de transición que ha durado nueve meses, en la que la normalidad ha sido la nota común. Durante estos 270 días se han efectuado algunos cambios, pero en general se ha ido preparando el camino para la llegada del nuevo orientador de la Iglesia insular.

El 18 de mayo de 2003, el por entonces Vicario General, Andreu Genovart, dio la triste noticia de la muerte del obispo Teodor Úbeda. El 22 de mayo, el propio Genovart fue elegido Administrador Diocesano de Mallorca, un cargo mediante el cual asumía provisionalmente el mando de la Iglesia en la mayor de las Balears. Genovart agradeció la «confianza» que la Santa Sede había puesto en él. Paralelamente, se puso en marcha un Col.legi de Consultors formado por ocho miembros, para ir tratando la agenda diaria y todas las posibles consultas en un periodo de transición.

Joan Bestard, deán de la Catedral de Mallorca, asegura: «Durante este tiempo, ha habido una continuidad con los principales aspectos de nuestra Iglesia. Se ha seguido básicamente una consigna muy conocida en el derecho canónigo: Nihil innovetur -no hacer grandes novedades-. La Santa Sede lo aconseja así, a la espera del nuevo obispo. Los trabajos ordinarios de la Iglesia se han hecho muy bien, con gran eficacia: matrimonios, formación permanente de laicos, las misas se han cuidado, todo se ha hecho con gran esmero. Se ha dado la impresión de una Iglesia madura. Se ha realizado una buena labor, sin modificar los aspectos esenciales».

El 12 de junio de 2003 Genovart presidió la misa conmemorativa que tuvo lugar en el Santuario de Lluc en honor de los sacerdotes que cumplieron 25 y 50 años de ministerio. El 5 de octubre presidió la conmemoración de la consagración del altar mayor de la Seu que celebrara el obispo Berenguer el año 1346. El 11 de noviembre de 2003 Andreu Genovart anunció que las parroquias de Mallorca acumulan una deuda de casi 7 millones de euros, tal vez una de las noticias más «sorprendentes» de este periodo. El 16 de noviembre el Administrador Diocesano dijo la misa conmemorativa del 50 aniversario del Seminario Menor. El 30 de noviembre celebró la misa que reunió a un sinfín de fieles para celebrar la vuelta del Crist de La Sang, destrozado por un perturbado meses atrás.

Durante los meses que Genovart estuvo frente a la Iglesia mallorquina, se realizaron numerosas reuniones del Col.legi de Consultors para ir consensuando cada posible cambio.

El 19 de enero de 2004 la Diócesis de Mallorca dejaba oficialmente la parroquia de San Gabriel de Cascas, situada en el Departamento de Cajamarca, en la cordillera de los Andes (Perú), que pasó a estar dirigida por sacerdotes del país. Por contra, la Iglesia mallorquina se hacía cargo de la parroquia del Santísimo Salvador de Pachacamac, situada en el Valle de Lurín, a unos 35 kilómetros al sur de Lima. Andreu Genovart, y la delegada diocesana de Misiones, Antonia Sastre, viajaron al país para formalizar los «traspasos», siempre en un buen clima de entendimiento. El episodio de Perú tal vez haya sido una de los pocas alteraciones significativas en este periodo transitorio.

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