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Una merienda con mucha marcha

El retorno de Los Bravos fue muy aplaudido en una sucesión de actuaciones simultáneas en tres escenarios, mientras el público disfrutaba de una sabrosa «torrada»

P.PRIETO/L.OLMO./A.GARCÍA
Las actuaciones del Festival de los Espléndidos Reyes Magos de Ultima Horafueron distribuidas en tres escenarios, dos para música, teresetes y payasos, y uno para variedades. Y en los tres, además, hubo la correspondiente «torrada», que los asistentes disfrutaron durante toda la mañana, pues hay que decir que a todo esto siguió una degustación de donuts, riquísimos, de chocolate. En el escenario de variedades, el público tuvo la oportunidad de disfrutar de cuatro actuaciones.

Abrió el fuego Kaylicoa, un buen show con aires de Far West con una espectacular parte de lanzamiento de cuchillos silueteando la figura de la partenaire, en ocasiones inmóvil, a veces en movimiento y otras con el lanzador de cuchillos con los ojos vendados. La segunda parte fue de habilidad en el manejo del lazo y el látigo; con el primero, los cowboys -uno veterano y otro jovencísimo- construyeron figuras en el aire, en ocasiones utilizando cadenas en vez de cuerda; con el segundo apagaron cigarrillos, cortaron hojas de periódico y partieron varillas cogidas con la boca.

A Kaylicoa siguió una breve actuación del guitarrista clásico Joan Ramis, que nos deleitó con el tema El llanto del gitano. En tercer lugar saltó al estrado el mago mallorquín Miguel Gavilán, quien, a pesar de su juventud, puso de manifiesto sus numerosas y variadas habilidades en el mundo de la magia. Hizo, sobre todo, la delicias de los más pequeños, que se quedaban boquiabiertos con sus trucos de pañuelos y de cartas de póker.

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