El administrador diocesano de Mallorca, Andreu Genovart, y la delegada diocesana de misiones, Antonia Sastre, se encuentran desde el 7 de enero en Perú, donde se encuentra una numerosa comunidad mallorquina compuesta por 43 sacerdotes y religiosas.
Asimismo, durante la visita la Diócesis de Mallorca dejará oficialmente la parroquia de San Gabriel de Cascas, situada en el Departamento de Cajamarca, en la cordillera de los Andes, que pasará a estar dirigida por sacerdotes peruanos. El cambio está previsto para el próximo domingo, día 18 de enero.
Por otra parte, la Diócesis de Mallorca se hará cargo de la parroquia del Santísimo Salvador de Pachacamac, situada en el Valle de Lurín, a unos 35 kilómetros al sur de Lima.
La comunidad mallorquina en Perú está compuesta además de los sacerdotes diocesanos, por misioneros Franciscanos y Jesuitas. Asimismo por numerosas órdenes religosas femeninas como las Agustinas del Amparo, Hermanas de la Caridad, Dominicas, Franciscanas, Reparadoras, Sagrado Corazón, Teresianas, Trinitarias y misioneras del Verbum Dei, además de seglares y de la Prelatura Personal del Opus Dei.
Una gran afluencia de misioneros en Perú y en Latinoamérica que se fue consolidando a lo largo del pontificado de Teodor Úbeda.
Andreu Genovart y la delegada diocesana de Misiones, la hermana de la caridad Antonia Sastre, regresarán a Mallorca el día 21, justo un mes antes de que Jesús Murgui sea consagrado obispo de Mallorca.
Fue en 1955 cuando Jesús Enciso Viana envió el primer grupo diocesano a Perú. Más tarde la Iglesia de Mallorca fue adquiriendo sus primeros compromisos con las archidiócesis de Trujillo y Piura, y las diócesis de Chibote y Cajamarca.