El Consell Econòmic i Social (CES) que preside el socialista Francesc Obrador advirtió al anterior Ejecutivo de que debía cambiar su política turística y así se lo señaló formalmente en varias ocasiones, incluso a través de su primera memoria. También en la última memoria, publicada a finales del pasado año y cerrada en pleno traspaso de poderes (pero que se comenzó a redactar en la época del Pacte) se ponía en cuestión la estrategia que seguía el anterior Govern. En esta memoria -realizada ya para ser leída por los nuevos gobernantes- se recomienda «evitar nuevas discordancias entre el sector público y privado como, por ejemplo, las suscitadas por la ecotasa, que ha sido un tema controvertido por sus efectos sobre una aparente pérdida de imagen del destino de Balears». Fuentes del anterior Ejecutivo han declinado entrar en debate con el CES.
Pese a que todas estas memorias se editan y se entregan a los grupos, apenas sí tienen eco. En este sentido, hay que destacar la escasa difusión de la penúltima memoria, la relativa al año 2002 (en pleno apogeo del Govern del Pacte). Las recomendaciones que aquel año se hicieron al Govern eran claras. «Por lo que se refiere a la Administración Turística, se precisa una política de comunicación adecuada y que no vaya a remolque de los acontecimientos». Así se iniciaban las sugerencias del Consell Económic i Social que también señalaba que «es igualmente imprescindible replantear las relaciones con el sector turístico de tal modo que el esfuerzo que hacemos sirva para algo».
«Es necesario -indicaba- abrir un debate social amplio, promovido desde el Govern y desde la Administración Turística, en el cuál lo agentes sociales y el sector turístico participen, que llegue a toda la sociedad de las Islas Balears para averiguar qué salidas se insinúan (...) y que actuaciones hemos de promover ahora mismo para conseguir un nuevo modelo turístico que no sólo aporte riqueza al sector sino que beneficie a la calidad de vida y a las aspiraciones del pueblo de las Islas». Todas estas recomendaciones, que no tienen carácter vinculante, llegaron al Govern cuando Antich era president y Celestí Alomar se situaba al frente de la Conselleria de Turisme.